México tiene infinitas tradiciones y supersticiones y muchas de ellas están en la cocina mexicana. Si alguna vez te has preguntado de dónde saca tu abuelita tanto dicharajo, aquí te decimos.
Este mito tiene que ver con la similitud de estar enojado con estar enchilado. Y como se asume que una persona enojada quiere vengarse de algún modo de los demás, debe moler la salsa con más energía y coraje, lo que hace que la capsaicina de los chiles se libere más, con el fin malvado de hacernos llorar.
Imagínate que esta sustancia es la que aprovecha el fruto y su planta para mantener lejos a los depredadores. Entre más atacada se sienta -aún después de cosechada- más intensa será la sensación de pungencia.
Este mito tiene que ver con las costumbres de antaño, cuando enseñar a las más jóvenes de la casa a hacer tortillas era parte de la vida tradicional de una familia.
Como hacer una tortilla perfecta lleva mucho tiempo, paciencia, experiencia y dedicación, se considera que al conseguirlo, se cuenta con las capacidades tanto emocionales como de cocina, para ser buena esposa.
La sal tiene dos connotaciones: está relacionada con el salario y la suerte, así como con el sabor a sal de las lágrimas y el sufrimiento.
En el caso de tirar la sal, estás tirando la suerte, la abundancia y el dinero. En ese momento, la tradición dice que el diablo está presente y por eso se suele levantar la sal derramada y lanzarla por sobre el hombro izquierdo, para regresarle este sufrimiento y ahuyentarlo.
Por otro lado, si pasas el salero de mano en mano, quiere decir que estás transmitiendo sufrimiento o dolor a la persona a la que se la estás dando.
Es por eso que mucha gente decide colocar el salero en la mesa, cerca de la persona que va a recibirlo. ¡Observa las mesas en las que te sientas, esta superstición está más extendida de lo que te imaginas!
La masa de un tamal debe ser siempre, porosa, esponjosa y suave. Cuando un tamal sale apelmazado se suele pensar que el cocinero está enojado.
Esta superstición tiene que ver con poca atención que se suele prestar a procesos laboriosos y delicados cuando te encuentras en un estado anímico negativo.
Y si a pesar de todos tus esfuerzos y mejor ánimo, los tamales no se cuecen, la tradición dice que hay que ponerles música alegre y bailarles.
Si tampoco esto funciona, puedes recurrir a otra de las supersticiones de la cocina mexicana: seguramente alguna de las cocineras esté embarazada y los tamales se encelan, como hermanito mayor, pues también son chiqueones.
La explicación científica tiene que ver con reacciones químicas: la textura esponjosa solo se consigue si se genera aire en la masa, que se consigue con bicarbonato de sodio, cremor tártaro o algún elemento que cause una reacción llamada ácido-base que, al combinarse con la masa de maíz o trigo produce dióxido de carbono.
Esta superstición está basada también en los procesos tan detallados y específicos que rodean la cocina mexicana.
Creer esto tiene cierto sentido pues hacer mole requiere paciencia, esfuerzo y respeto para que todos los ingredientes se integren adecuadamente y al mover siempre hacia el mismo lado, estás ayudando a conseguirlo pues hay homogenenidad en el movimiento.
Si quieres conocer más acerca de los moles aquí una rápida y breve guía.