Los que somos padres siempre batallamos para que nuestros hijos coman sanamente. Pero… ¿qué me dirían si les dijera que es posible que no solo coman bien sino que prueben platillos que regularmente comen los adultos, o mejor aún, platillos de carácter exótico?, ¿Imposible, no?
Primero me presento. Mi nombre es Ernesto Polo, soy fotógrafo y viajero, pero antes que nada soy esposo y orgulloso padre de dos pequeños de 8 y 9 años de edad. Siempre que viajamos en familia ponemos en práctica un pacto: “todos probamos todo”. Sí, con esta filosofía de vida hoy por hoy hemos logrado que nuestros pequeños coman de todo o al menos que prueben cualquier tipo de comida por extraña que parezca.
Nos encontrábamos de paseo por el estado más pequeño de la República Mexicana disfrutando de todos los atractivos que hay en el Centro Histórico y sus alrededores. Armando, nuestro guía local en Tlaxcala, nos llevó a un restaurante que nos prometió sería de nuestro agrado, un lugar donde la especialidad es la pizza, pero no cualquier pizza, sino una repleta de insectos. What?
Meztli Terraza Verde es un restaurante que fusiona lo mejor de la cocina contemporánea con las delicias y excentricidades de la comida prehispánica. Es así como llegaron a crear la exótica “pizza insectívora”, que como su nombre lo dice está elaborada a base de insectos.
Quedamos sorprendidos al escuchar los inusuales ingredientes, así que pedimos que nos explicaran a detalle lo que estábamos a punto de paladear y la descripción fue más o menos así: una base de masa para pizza, receta de la casa; salsa de tomate, queso mozzarella, hojas de albahaca, fresco jitomate cherry, aceite de ajo y cubos de delicioso quesillo.
Hasta aquí todo sonaba excelente. ¿Y de topping?, preguntamos con impaciencia. Chapulines, chinicuiles (gusanos), cuetlas (larvas de mariposa) y xamoes (escarabajos).
¿Se te antoja? ¿No mucho, verdad? Nosotros pensamos lo mismo, pero fieles a nuestro pacto no podíamos juzgar el platillo sin antes haberlo probado; recuerden: “todos probamos todo”.
Con cierto escepticismo, que digo cierto, ¡mucho escepticismo!, vimos cómo el chef preparaba con maestría su creación mientras de reojo nos miraba y esbozaba una sonrisa en su rostro al ver nuestras caras, principalmente la de nuestros hijos. ¿Conocen la cara de guácala? ¡Esa, esa mera!
Si alguna vez probaste los insectos y no te gustaron, te preguntarás por qué te recomendamos probarlos nuevamente y ahora sobre una pizza. La respuesta está en la combinación de los ingredientes con una formidable cocción a la leña en horno de barro. Este hecho le da un sabor y textura únicos. ¡Tienes que probarla!
Mientras tomábamos cada quien nuestra rebanada, Armando nos platicó acerca de la importancia de los insectos en la dieta de los antiguos mexicas y tlaxcaltecas y el contenido proteínico que estos poseen. No por nada países desarrollados de América, Europa y Asia están retomando su consumo. Por fin llegó la hora de probarla y uno a uno fuimos mordiendo nuestra rebanada. ¡Mmmmm!
Quizá muchos se cuestionen cuál es el objetivo de hacer que los hijos coman de todo. Como viajeros es muy simple: todo lo que les podamos dar a probar no son sólo sabores, sino experiencias de vida y conocimiento.
En el caso de la pizza insectívora les platicamos qué es la entomofagia (ingesta de insectos), lo que ésta representaba en la época prehispánica, de dónde provienen y cómo atrapan los insectos, además de tener la oportunidad de ver cómo la preparan y platicar con el chef creador. Y qué mejor para los niños que degustar los insectos en un platillo que es totalmente de su época y de su agrado, la pizza.
El secreto está en informarles exactamente qué van a probar, cómo y quién lo preparó y cuál es la historia o tradición detrás de dicho platillo. Para esto hay que estar preparados, pues harán cientos de preguntas esperando respuestas concretas.
Al final, ya con la información proporcionada y la curiosidad nata que los caracteriza, probarán por sí solos la comida.
¿Que si les gustó? Definitivo sí. Aunque no podemos negar que al principio representó todo un reto visual pues la comida entra por los ojos. Finalmente fue toda una experiencia familiar de sabor, donde además de probar algo nuevo, aprendimos y nos divertimos en grande.
De las ocho rebanadas no sobró ninguna. Así que la próxima vez que quieras que tus hijos prueben algo, sea o no exótico, trata de convertirlo en toda una experiencia y te aseguro que lograrás tu cometido.
Independencia # 7 Altos, 90000 Tlaxcala, Tlaxcala, México.
¡Probamos para saborear, aprender y conocer!