No nos confomamos sólo con el típico espinazo en salsa verde. Esta receta de cerdo con verdolagas se prepara también con longaniza y chicharrón, así que el amado puerco aparece en sus presentaciones más deliciosas para hacer algo sabrosón, facilito y casero.
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Al cerdo lo amas o lo odias, aunque en realidad nos cuesta trabajo entender a aquellos que lo odian. Con un sabor tan sutil que combina bien con ingredientes dulces pero también con salados, es imposible no caer rendido ante un taco de carnitas, un lechón al horno o una pierna adobada.
Este guisado es de los más tradicionales de la cocina casera mexicana. Con las lluvias llegó la temporada de quelites y uno de los más populares es la verdolaga, esa hierbita de hojas redondeadas y muy sabrosas.
La mejor manera de aprovecharlas es con una salsa verde -que nosotros quisimos hacer tatemada para meterle aromas ahumados- y un poco de espinazo con hueso para que se concentre todo el sabor.
Un plato puede ser una comida completa así que decidimos aprovechar este lienzo en blanco para comer cerdo en todas sus manifestaciones: la pierna hace las veces de carne magra; la longaniza es ese elemento maravilloso que aporta sabor y el chicharrón completa el cuadro con su textura.
También caben aquí toda suerte de vegetales. Aunque las protagonistas son las amadas verdolagas, también es el sitio perfecto para agregar papitas cambray y, en una de esas, también unos nopales en cubos.
Después de tatemar los tomatillos, los chiles y la cebolla, todo se licua para hacer una salsa maravillosa que integrará todo lo demás. Este es el secreto de la receta de cerdo con verdolagas: entre más sabrosa quede, más la disfrutarás.
Hay que dejar cocinar por diez o quince minutos para que todos los sabores tomen fuerza. No olvides sazonar bien y estará listo para ponerse entre tortillas y engalanar un arroz blanco.
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