¡Qué rica es la comida mexicana de casa! Uno de nuestros platillos favoritos son los chiles rellenos de frijoles y quesito así que tomamos la receta norteña y los haremos maneados con chorizo.
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Para el caldillo
Lo primero que debemos hacer es quitar la piel a los chiles. Para eso, colócalos encima de las hornillas de tu estufa hasta que queden completamente tatemados, así.
Guárdalos en una bolsa de plástico y ciérrala para que suden. Esto hará más fácil que se desprenda toda la parte negra.
Mientras eso sucede, hagamos los frijoles maneados.
Desmorona el chorizo y en una sartén sirve el sebo o aceite a fuego alto y deja que se caliente. Saltea las rodajas hasta que suelten toda su grasita.
Incorpora los frijoles y refríe. Con un prensador aplástalos y forma un puré que quede terso.
Ralla el queso e incorpóralo a los frijolitos. Mezcla y termina con el chipotle, deja cocinar y cuando todo se despegue con facilidad del sartén quiere decir que están listos. Apaga el fuego y reserva.
Saca los chiles de la bolsa y retira la piel con los dedos o con ayuda de un cuchillo.
Haz un corte en uno de los lados sin llegar a la punta y quita el corazón con las semillas y las venas.
En una olla sirve el agua y disuelve el bicarbonato. Sumerge los chiles ahí durante 20 minutos para quitarles el exceso de picante.
Toca hacer el caldillo que bañará a los chiles. Licúa el jitomate en trozos con la cebolla, el ajo y la sal. Calienta una cacerola con un poco de aceite vegetal y sirve ahí en lo que lo usamos. Deja que hierva a fuego bajo.
Escurre los chiles y seca muy bien. Con una cuchara, rellénalos y cierra con un palillo. Sirve en un plato y baña con el caldillo de tomate.
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