Si tú, al igual que nosotros, salivas sólo de pensar en un plato de mac and cheese cremoso y riquísimo, esta receta es para ti.

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El siempre cumplidor mac and cheese

Solemos ver a esta estrella de la cocina estadounidense engalanando las costillitas BBQ, sin embargo, puede ser la guarnición perfecta de cualquier tipo de carne e incluso ser un plato completo.

La amamos porque  es la clásica receta monchosa que nos hace felices sólo de pensar en ella. La pasta corta es espectacular para las salsas densas como esta, que se prepara repleta de queso y para rematar tiene bastones de tocino que la hacen perfecta.

No es nada complicado hacerlo, el tiempo máximo es de 20 minutos. Eso sí, procura hacerte de buenos ingredientes  para que la salsa esté llena de sabor.

Juega con los tipos de pasta: puedes acudir al fusilli, el penne, los rigatonis o los farfalles, aquellos moñitos que darán presentación y originalidad al plato.

Un pilón: la receta de la clásica salsa bechamel

Esta preparación de la cocina francesa no es más que la mezcla de mantequilla, harina y leche. Es también la base para preparar croquetas españolas y un sinfín de cosas más.

Es el vehículo por el cual todos tus macarroncitos se llenarán de queso y tendrán un sabor profundo. Si te sientes creativo, puedes experimentar también ponerle un poco de vino blanco o algún aceite aromático.

¡Guarda un poco del agua de cocción de la pasta! Te va a servir en caso de que la bechamel quede más seca de lo que esperabas. De esta forma será cremoso pero no tendrá esa horrible apariencia cuajada una vez que se enfríe.

Una de las cosas que diferencia al mac and cheese es ese toque picantito que provoca terminarlo con un poco de pimienta molida. Este ingrediente equilibrará la grasa y se sentirá más sabroso.

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