En un mundo cada vez más globalizado, en el que las tradiciones suelen viajar de un país a otro, Thanksgiving o Día de Acción de Gracias, es una celebración que no se puede pasar por alto en la tradición estadounidense. Y aunque son nuestros vecinos del norte, ¿por qué no se celebra esta festividad en México?
Esta icónica celebración que reúne a las familias en bastas cenas, previas a las reuniones de fin de año, parece no haber encontrado su camino en la cultura mexicana. Aunque otras festividades estadounidenses, como Halloween, sí han sido adoptadas en algunas formas en México, la cena de Acción de Gracias todavía no tiene un equivalente en estas tierras.
“Nosotros no celebramos el Día de Acción de Gracias porque no somos peregrinos recién llegados, nuestra herencia e identidad están permeadas por la milenaria civilización mesoamericana”
Esta explicación la compartió Andrés Medina, etnólogo del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
Aunque la tradición de Acción de Gracias no se celebra a nivel nacional, algunos lugares turísticos y resorts en México, frecuentados por visitantes extranjeros, organizan cenas especiales para permitir a los turistas experimentar esta festividad. Incluso existen algunos restaurantes que preparan menús especiales para celebrar estas fechas.
Así pues, pese a que Thanksgiving no forme parte de las festividades nacionales en México, la influencia de esta celebración puede encontrarse en rincones específicos del país, donde la diversidad cultural permite que tradiciones de otras tierras se integren y enriquezcan la experiencia culinaria local.
El Día de Acción de Gracias, o Thanksgiving en inglés, es una festividad celebrada principalmente en Estados Unidos y Canadá. En Estados Unidos, se celebra el cuarto jueves de noviembre, mientras que en Canadá, es el segundo lunes de octubre.
Esta celebración data de 1621. Se dice que llegó al continente de la mano con los peregrinos ingleses que, según la historia, Se trata de un acto simbólico fundado sobre el hecho histórico en el que los peregrinos ingleses hermanaron con la tribu Wampanoag en 1621, en Massachusetts. Según la historia norteamericana, este es un momento que encarna un aprendizaje mutuo sobre las tierras y cultivos. Una historia que cimienta la fundación de las trece colonias y es, sobre todo, la génesis de los Estados Unidos.
En la actualidad, la celebración se centra en expresar gratitud por las bendiciones recibidas durante el año y suele incluir una cena abundante con platos tradicionales como pavo, relleno, puré de papas, salsa de arándanos y pastel de calabaza. La gente se reúne con familiares y amigos para dar gracias y compartir el banquete.
Mientras México no celebra formalmente el Thanksgiving, elementos de esta festividad han surgido de la gran cultura gastronómica mesoamericana.
La comida que simboliza el agradecimiento en Thanksgiving, el guajolote o pavo y el pastel de calabaza (pumpkin pie), tienen profundas raíces mesoamericanas. Estudios indican que el guajolote, que ocupaba un vasto territorio que abarcaba parte de Estados Unidos y México, y era considerado un bien de consumo costoso en la antigua civilización.
Por ejemplo, la calabaza también es un elemento completamente mesoamericano. La calabaza, perteneciente al género Cucúrbita, con sus más de 20 variedades, tiene una presencia notable en toda la región. Contrario a lo que podría pensarse, las calabazas son originarias de Mesoamérica. Cuando los colonizadores llegaron, llevaron consigo la calabaza al viejo continente. La reina Isabel de Castilla, al enamorarse de su sabor, decidió honrarla nombrándola en su honor, por lo que se conoce como calabaza de Castilla.
Antes de que las calabazas poblaran las calles europeas y norteamericanas en el mes de octubre, muchas otras variedades ya eran cultivadas y consumidas en México mucho antes de la llegada de los europeos.
Sin embargo, es importante recordar que esta festividad conmemora la colonización inglesa y está vinculada a la colonización (y con ello a la muerte de cientos de miles de nativos americanos).
Howard Zinn, historiador menciona (como se señala en este artículo) que los conflictos raciales y coloniales que se viven al día de hoy en Norteamérica nos remontan también hasta el siglo XVII. Aunque la historia carece de imperativos morales, es esencial reconocer este aspecto más olvidado a la hora de hablar del Thanksgiving; es importante también reflexionar sobre los eventos que llevaron a la situación actual.
Celebrar la festividad puede ser una elección personal, siempre y cuando se haga con plena conciencia de estos aspectos históricos y se considere la reivindicación de la memoria de los eventos que dieron forma a la historia.