Hace unos 2 mil 500 años Ajashverosh, el segundo rey del imperio persa que era el más grande del mundo, eligió a la ciudad de Shushan como capital de su reino. Para celebrar hizo una enorme fiesta que duró semanas.
Borracho, el rey Ajashverosh solicitó a su esposa la reina Vashti que bailara ante la concurrencia y ella se negó, aduciendo que no era una sirvienta ni un objeto de entretenimiento. Él la mató.
Ahora el rey necesitaba una nueva reina, así que mandó a sus hombres a capturar a todas las mujeres jóvenes de Shushan para elegir a una como esposa. Cuando los hombres llegaron a casa de Hadasa, una huérfana judía que vivía con su tío Mordejai, él la aconsejó: “No temas, ve y no digas que eres judía, usa tu nombre persa: Esther. Dios te protegerá”. El rey eligió a Esther y se casó con ella.
[contextly_sidebar id=”00d0faca687791795f9c0b06a61e9b8b”]Todos los días Mordejai se sentaba afuera de las puertas del palacio para esperar noticias de su sobrina. Un día escuchó a unos hombres que conspiraban para matar al rey y le avisó a Esther. La reina Esther le avisó al rey, mandaron a matar a los conspiradores y el episodio quedó registrado en los libros reales como que “Mordejai, el judío salvó al rey”.
El rey designó a un nuevo ministro llamado Hamán y éste le aconsejó matar a todos los judíos del reino, ya que obedecían leyes y costumbres distintas. El rey aceptó y su ministro Hamán escogió por medio de una rifa –“purim”, en hebreo– la fecha en que tendría lugar la ejecución de todos los judíos.
Mordejai le pidió a Esther que intercediera con el rey a favor de los judíos y así lo hizo. La reina Esther le mostró al rey Ajashverosh los libros reales donde constaba que “Mordejai el judío” lo había salvado y luego acusó al ministro Hamán de querer aniquilar a su pueblo. Furioso, el rey mandó matar a su ministro Hamán en una horca que el mismo ministro había construido para los judíos.
Así, el pueblo judío se salvó del exterminio y festejó su supervivencia en una fiesta que se celebra cada año desde entonces hasta hoy. Esa fiesta es Purim.
Este pasaje de la historia del pueblo judío fue mandado a escribir por la reina Esther y quedó plasmada en rollos de pergamino que escribieron los rabinos y distribuyeron en los distintos templos para leer junto con la Biblia. A estos rollos que cuentan la historia de Purim se les llama “rollo de Esther” (“Meguilat Esther”, en hebreo).
Purim se celebra el día 15 de Adar del calendario hebreo que en este 2014 corresponde al 16 de marzo en el calendario cristiano. Muchas familias, sin embargo, lo van a festejar este viernes 14.
En Purim los judíos festejamos que gracias al heroísmo de Mordejai y Esther el pueblo judío se salvó del exterminio, como había aconsejado el ministro Hamán “Harrashá” (el villano).
Se lee la “Hagadat Esther” (el rollo de Esther) con gran algarabía y cada vez que se menciona el nombre de Hamán se hace un escándalo con matracas, o como sea, para erradicar el nombre del villano de la historia de los judíos.
Se mandan regalos a los amigos, se da dinero a los necesitados, los niños se disfrazan ya sea de los personajes de la “Hagadat Esther”, o bien de payasos, todo tipo de personajes (esto incluye súper héroes, Minions, princesas de Disney, Hannah Montana, lo que esté de moda), de cualquier cosa con el objeto de divertirse, desfilar, celebrar y de simbolizar con máscaras y disfraces que nada es lo que parece y que se puede modificar la realidad.
Incluso los religiosos que suelen ser muy espirituales y solemnes tienen la autorización –casi la obligación– de emborracharse “hasta no distinguir” entre la maldad de Hamán y el heroísmo de Mordejai y Esther.
Se acostumbra dar regalos llamados “mishloaj manot” que son paquetes, platones o canastas con dulces, comida, vinos, antifaces y máscaras simbólicas, matracas (para hacer ruido al evocar el nombre del villano Hamán), a hacer una comida festiva de Purim, bailar y embriagarse, disfrazar a los niños y a comer “oznei hamán” (“orejas de Hamán” en hebreo), unas galletas triangulares que recuerdan las orejas puntiagudas del villano Hamán.
Estas galletas triangulares se sirven en la comida de Purim y se incluyen también en los paquetes de regalos (“mishloaj manot”) que se obsequia a los amigos o que los niños intercambian entre sí.
Compartimos una deliciosa receta de Oznei Hamán (Pueden rellenarse de mermelada, cajeta, chocolate o, una costumbre azkenazí, de semilla de amapola –poppy seed en inglés o “mohn” en yidish-. En yidish estas galletas se llaman “Homentashn”.
Se ciernen juntos harina, polvo para hornear, azúcar y sal. Se agregan los huevos y la mantequilla a la mezcla seca hasta obtener una masa uniforme.
Se divide toda la masa en círculos planos (aplastados) de unos 10 cm. de diámetro. Al centro se les coloca 1 cucharadita abundante de relleno y se cierran con tres pliegues a manera de triángulo con el relleno al centro.
Sobre una charola para galletas muy bien engrasada se hornean los triángulos con el relleno boca arriba a 200 grados Celsius de 12 a 15 minutos. Se dejan enfriar y ¡a comer!
¡Provecho y feliz Purim!