A nadie que le guste prender carbón y organizar un asado puede no gustarle esta maravillosa opción de vegetales pero en realidad es más rico de lo que se lee. Dejemos la carne a un lado, invitemos a las verduras como personajes principales de este asado (y nos encanta arrancarlo con un gazpacho) y si sienten que la proteína hace falta, proponemos en su lugar unas buenas lentejas o alubias. Anímense.[contextly_sidebar id=”e3d55c963943bfd59dfb1c7a6c49b3f9″]
Una mesa con aceite de oliva, agua de limón con chía, una buena botella de vino y un platón con aioli abundante que acompañará a cada una de las verduras del asado, en un matrimonio perfecto.
Nos gusta precocinar las verduras no al punto, sino un pasito antes de tal forma que al asarlas no se cocinen, sino que las llene de aroma a cocción de leña. El aioli, sencillito de licuadora y ligerito de ajo, pero sin mostaza, como nos gusta.
Se prepara y prende el carbón. Se marinan las verduras ligeramente cocidas en aceite de oliva y sal gruesa y se ponen sobre la parrilla de carbón cuidando que se asen por todos lados y volteándolas constantemente.
Al mismo tiempo se prepara el aioli en la licuadora. El huevo, dos dientes de ajo pelados, una pizca de sal, se licúa y aún con la licuadora encendida en velocidad baja se va añadiendo el aceite de oliva hasta que va emulsionando y se va formando un espesor como la mayonesa.
Las verduras bien asadas por todos los lados, se colocan en un platón para la mesa y se acompañan del aioli, del agua de limón con chía y de mucho vino.