Desde tiempos inmemorables el vino ha estado ligado íntimamente a nosotros. Ha sido parte sustantiva de nuestra naturaleza y su torrente ha fluido espontáneamente desde los comienzos de la humanidad como la sangre.

[contextly_sidebar id=”1716460f8708aa3c8cb4ee167422299b”] Habitar diferentes latitudes, provenir de distintos padres y hablar cada quien su propia lengua no logró que el encanto por este elixir se nos arrebatara. Es un hecho que el vino nació para quedarse y su gusto se nos obsequió de manera universal.

Con el paso de los siglos, antiguas culturas le fueron dando a este brebaje fantásticos orígenes pregonándose que la vid germinaba, por arte de magia, para la creación de tan esplendido néctar.

Fue desde entonces que empezó a formar parte de la vida diaria inspirando a juglares y poetas en la composición de incontables epopeyas y coplas.

Cambiaría aún mas después de que la tradición oral marchara hacia la escrita y todo comenzara a quedar registrado. En la Biblia, por ejemplo, la palabra vino se menciona más de doscientas veces. En la Ilíada y la Odisea ni se diga, hay pasajes que hasta hablan de las variedades de uva que el padre de Odiseo plantó en sus viñedos. Después ya todo fue avalancha. Víctor Hugo, Cervantes, Keats, Kerouac y Twain fueron sólo algunos de los grandes que también plasmaron vívidamente en textos sus experiencias con estos caldos.

Al leerlos y encontrar siempre vino, vino y vino, me pregunto: ¿qué tienen estos de mágicos?, ¿qué hay detrás de ellos que nos apasiona? He aquí siete (obvias) razones del por qué de nuestro amor y veneración por esta bebida:

1. FUENTE DE INSPIRACIÓN: El vino aparece en miles de escritos a lo largo de la historia y con el paso de los siglos ha hipnotizado y encantado a millones. Si bien Baco era dios del vino, para muchos escritores y artistas era, más bien, la auténtica musa creadora.

2. DESARROLLA LOS SENTIDOS: Cuando bebemos vino utilizamos todos nuestros sentidos y estos son estimulados y perfeccionados durante la experiencia, identificando cada vez más aromas y sabores. Cada nuevo vino que probamos es un ejercicio para nuestra mente.

3. VINO A LA MEDIDA: Hay tantas variedades de uva, tipos de vino, regiones, productores y cosechas que nunca terminaremos de probarlos todos. Son mundos dentro de otros mundos y el ir descubriéndolos copa tras copa, hace que beberlo sea una aventura real.

4. HECHO PARA COMPARTIR: Es un gusto colectivo y siempre está presente acompañándonos en celebraciones. Está hecho para ser destapado y compartirs. Imagínense que triste sería un mundo lleno de vino pero nadie con quien beberlo.

5. ENDULZA, ALEGRA Y FORTALECE: Tal y como lo dice un viejo dicho que alguna vez escuché por ahí: “Si se bebe con medida, el vino conserva la salud, endulza la vida, alegra el corazón, fortalece el cuerpo, templa el ingenio y devuelve el optimismo al espíritu atribulado.”

6. SIEMPRE VINCULADO A LA CULTURA: El vino ha estado presente en los momentos clave de la humanidad desde mucho antes del imperio egipcio, hasta nuestros días. Miles de botellas se han descorchado en coronaciones, firmas de independencia, en la creación de nuevos países, quedando sus apariciones registradas por la eternidad. Esto no termina hasta que se acabe el mundo. En las próximas horas, miles de botellas más serán disfrutadas.

7. EL VINO ES VIDA: El vino es la prueba mas perfecta de que estamos vivos, de que disfrutamos las cosas y que de una pequeñita fruta como la uva nacen cosas maravillosas que han definido el curso de nuestro paso por este mundo.