La cocina de Catar, como sucede con muchas cocinas alrededor del mundo, es una mezcla de influencias culturales de varios lados, sobre todo de India, Irán y el norte de África. Lo más popular de la comida árabe fuera de territorio árabe es quizá el hummus, el baklavá o incluso los taquitos árabes; pero hay muchas otras expresiones de la comida típica de Qatar (o Catar) que vale la pena explorar y probar.
En Catar hay poca tierra cultivable, por lo que se come mucho pescado, que siempre es abundante por tener cerca el mar; y se importan muchos alimentos de otros países. Hay mucha carne de cordero, cabra, oveja, res y pollo; especias, arroz, trigo. Lo que no hay es carne de cerdo y alcohol, que están prohibidos excepto en hoteles internacionales. Aunque aún se conservan muchos platillos tradicionales, la escena gastronómica ha cambiado mucho por tratarse de un destino de lujo en el que conviven muchas culturas de todas partes del mundo.
En Catar el desayuno es ligero. Yogurt, queso, aceitunas y café; quizá algún bocado dulce y ya. Igual que en México, la comida es la más pesada del día (con proteínas animales) y la cena es, de nuevo, algo ligero. Durante el Ramadán (que es el periodo, de un mes, de máxima espiritualidad, reflexión, oración y ayuno que llevan a cabo las personas musulmanas una vez al año) se acostumbran platos nutritivos, llenadores y energéticos.
El platillo nacional es el machbus –que se hace con pollo, mariscos o carne–, aunque también es muy popular el cordero con yogur, el falafel y el shawarma y algunos otros platillos ricos, aunque menos conocidos, que forman parte de la comida típica de Qatar (o Catar). Acá te contamos de algunos:
Empecemos por el más famoso: un arroz especiado. Las especias que se usan para sazonarlo son diferentes según la región donde se prepara, pero por lo general son comino, pimienta, cardamomo, canela, cúrcuma y clavo. También se le ponen hierbas, como cilantro, perejil y laurel; algunos frutos secos y se cocina con tomates y alguna proteína animal. Lo más común es cocinarlo con pollo o cordero. Se cocina con arroz basmati (que es alargado y mucho más aromático que el normal) y ghee (mantequilla clarificada). Es un platillo que suele cocinarse en ocasiones especiales.
Son calabacitas rellenas y bañadas en caldillo de jitomate, muy parecidas a las que hacemos en México (porque de hecho utlizan las calabazas mexicanas que abundan en nuestros mercados); pero las kouse mahshi están rellenas de carne molida con arroz, una mezcla muy común en la cocina del Medio Oriente. Tradicionalmente se hace con carne de cordero –aunque a veces se utiliza res– y se aromatiza con menta fresca.
Es un plato cotidiano. Es un estofado hecho con pollo, aunque a veces se sustituye por cordero, res, pescado (o vegetales, en la versión vegetariana). El caldo es a base de jitomate, cebolla salteada, ajo y jengibre. Es uno de los platillos comunes durante el Ramadan y se acompaña con arroz y/o pan.
Es uno de los platillos más antiguos y populares del Golfo Pérsico. Se trata básicamente de trigo entero mezclado con carne (de cordero o pollo) y especias. Para prepararlo hay que batir el trigo, por lo que la consistencia final es como de puré o una masa ligera. Como es un platillo muy nutritivo y llenador, se acostumbra comer, sobre todo, durante el mes del Ramadán.
Es un plato de desayuno: un estofado de habas muy energético, cremoso y especiado (contiene comino, hierbas frescas y ajo). Se acompaña con pan pita, hummus o vegetales asados. Puede que este platillo no se te anoje mucho para desayunar, pero es muy popular en territorio árabe, según cuenta la chef libanesa Anissa Helou en su libro Feast: Food of the Islamic World. De hecho, según Anissa, muchas personas llevan su olla a los puestos de comida callejera para llenarla de Ful Mudammas.
También conocido como Matazeez en algunas regiones, es un guisado de carne, verduritas (berenjena, zanahorias, calabazas, papas y jitomate) y pasta en una salsa espesa y especiada. Es muy popular en Kuwait, aunque también lo encuentras fácilmente en Catar.
Es un postre goloso perfecto para tardes de antojo. Son básicamente bolitas de masa frita, cubiertas con un jarabe ligero y dulce. Se hace durante el mes de Ramadán, para recobrar las energías después de horas de ayuno. Suele sazonarse con azafrán y/o cardamomo, lo que le da un sabor muy especial.
También abundan los dátiles (que se producen localmente) y se sirven con el té, y por supuesto, el café árabe.
Es como una natilla, pero sin huevo, muy cremosa y aromática. Está hecha de pistaches, agua de azahar (que le da el aroma), miel, harina de maíz y leche. Es un platillo persa muy antiguo y muy popular en los países de Medio Oriente, así que es fácil encontrarlo (y cocinarlo).
Es un postre muy sencillo, parecido a un budín de pan. Se hace con piezas de pan dulce, bañadas con un jarabe ligero y cubiertas con crema dulce y pistaches tostados u otras nueces. Sencillo pero sabroso.
La comida típica de Brasil es más amplia que esto. Hay muchos otros platillos populares en las casas cataríes y en algunos restaurantes tradicionales, pero estos son sin duda algunos de los más representativos.