Podemos asegurar que todos nos hemos curado más de una vez con miel, nos encanta su sabor, pero pocos sabemos que existen miles de especies de abejas y que cada una de ellas tiene objetivos diferentes en la naturaleza, la medicina y la gastronomía. Demos una vuelta por las características de las abejas meliponas mexicanas.
Según Lázaro Arroyo, Coordinador de proyectos en meliponicultura del Equipo Abejas de Ecosur (Colegio de La Frontera Sur), San Cristóbal de Las Casas, Chiapas:
“Se conocen alrededor de 20,000 especies de abejas a nivel mundial entre las que destacan 550 especies meliponas o sin aguijón.
En México contamos con aproximadamente 2,000 especies, de las cuales 46 no tienen aguijón.
Todas estas abejas nativas se distribuyen a lo largo del país. Por ejemplo, en Yucatán se maneja más la Melipona beecheii, conocida en maya como Xunáan kaab, nos cuenta en entrevista María Isabel May Canché, estudiante del doctorado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable en Ecosur y Coordinadora de Análisis de Mieles del Equipo Abejas.
Las especies sin aguijón han sido cultivadas desde hace cientos de años por los pueblos originarios, quienes las consideraban sagradas por la propiedades curativas de su miel.
Las abejas meliponas producen polen cera, propóleo y polinizan, pero fabrican —dependiendo de la abundancia de la floración— aproximadamente dos litros de miel al año, en comparación con las apis mellifera, conocidas como abejas europeas, que producen hasta 30 litros.
“Esto se debe al tamaño de poblaciones que se puede encontrar en una colmena de meliponas, por ejemplo, para el caso de Melipona beecheii, oscila entre 1000 y 3,000 individuos en la colmena”.
“Mientras que una colmena de Apis mellifera puede llegar a tener entre 20,000 y hasta 60,000 individuos”, explica Luis Martínez, estudiante de Doctorado en Ciencias, especialidad en Ecología, en el Instituto de Ecología, A.C. (INECOL) sede Centro Regional del Bajío, y director general del Wild Bee Project.
A pesar de que la producción de miel de melipona es menor, lo que aumenta considerablemente sus costos, sus propiedades medicinales se utilizan desde tiempos ancestrales.
En México existe una gran cantidad de especies de abejas meliponinos, comenta la coordinadora de Análisis de Mieles, Isabel May. Entre las más utilizadas están la Tetragonisca angustula, también conocida como doncella, la Melipona solani, la Scaptotrigona hellwegeri y la Scaptotrigona mexicana, en Puebla, la Melipona yucatánica, en Yucatán —aunque su presencia es principalmente en Guatemala—; la Melipona fasciata, en Oaxaca, o en Puebla, y la Melipona beecheii en Campeche.
Las especies más conocidas y manejadas en México son Melipona beecheii, Melipona yucatánica, y Scaptotrigona mexicana.
Las características sensoriales y químicas de sus mieles tienen que ver con el tipo de flora de sus regiones.
Si hablamos sobre las características sensoriales que van a diferenciar una miel de otra:
“Podríamos decir, por ejemplo, que la miel de la Melipona beecheii es más dulce, mientras que la Scaptotrigona mexicana y la Melipona solani, tienden a ser un poco más ácidas.
También hay características biológicas de cada abeja que le agregan particularidades a cada tipo de miel, además de ciertas relaciones simbióticas que las abejas tienen con algunos microorganismos que benefician a la estabilidad y las características de la miel nutricionalmente.
El uso de la miel de meliponas está plasmado en dos libros muy importantes para la cultura maya: el Chilam Balam de Chumayel y El Ritual de los Bacabes, ambos textos mayas escritos después de la conquista, en los cuales ha encontrado abundante información sobre los usos de la miel.
Estas mieles se utilizan, principalmente en la medicina tradicional, para sanar algunos malestares, como problemas oculares, eliminar carnosidades, resequedad en los ojos y cataratas.
También ayudan a la cicatrización de heridas, a inhibir el crecimiento de bacterias nocivas, para mujeres embarazadas y después de dar a luz.
Un par de remedios que han trascendido en la cultura mexicana en general, es utilizar la miel para paliar los problemas de gastritis, en ayunas, una cucharada sopera dos veces al día.
O como remedio para enfermedades de garganta, ya que ayuda a la expulsión de la flema al combinarla con limón.
Las recetas contenidas en El Ritual de los Bacabes, también revelan que los mayas utilizaban la miel para trastornos del aparato respiratorio, digestivo, circulatorio e inmunológico.
Sólo por poner un ejemplo sobre la tradición del consumo de la miel de melipona, en Yucatán se prepara el saká, que significa maíz en maya, un preparado de maíz nixtamalizado con agua.
Esta bebida solía tener carácter ritual y fue dedicada a Chaak, dios de la lluvia, para que favoreciera los campos con lluvias, y se sigue preparando en las comunidades mayas, en las épocas de siembra.
El equipo de trabajo que coordina Lázaro se encarga de capacitar a los meliponicultores a conocer las mieles, sus propiedades. Llevan 20 años trabajando con cooperativas indígenas.
Lázaro nos cuenta: “En este acompañamiento también tenemos la oportunidad de estudiar las características de cada tipo de miel, cómo van cambiando por región, por especie de abeja y por floraciones, así como las sutiles peculiaridades que se están dando por efectos del cambio climático”.
Lázaro e Isabel forman parte del equipo de acompañamiento y análisis de mieles, diversidad y taxonomía, polinización, dentro de un equipo multidisciplinario de aproximadamente 25 personas.
Además de hacer ciencia, les toca llevar información funcional a las comunidades a través de procesos de formación en agricultura orgánica y cultural ecológica.
“No solamente es de darles clases acerca de las abejas, sino más bien partir de lo que la gente sabe en sus comunidades, reconocer sus saberes y a partir de ahí trabajar”.
Es evidente que difundir este trabajo no es tan sencillo en esas comunidades como podría serlo en ciudades con más infraestructura.
Esta labor está a cargo de estudiantes como Luis Martínez, para difundir el conocimiento sobre las abejas nativas, su manejo, ecología, y ciencia entre el Equipo Abejas y las cooperativas.
Luis agrega: “A medida de que esto va surgiendo, nos vamos conectando con mucha más gente que genera propuestas. Es importante que el público en general, sepa de la existencia de estas abejas”.
“El manejo de los territorios y la agricultura, son determinantes para asegurar la supervivencia de las abejas nativas en México. Necesitamos hacer ruido para asegurar la conservación”, asegura.
Las abejas polinizadoras en México están beneficiando a hasta el 85% de los frutos y semillas que comemos en el país, ya que hasta el 90% de las flores silvestres dependen de la polinización, explica Luis Martínez citando datos de Rémy Vandame, coordinador del equipo abejas de Ecosur.
Se sabe que para cultivos tropicales, hasta el 70% depende completamente de ella, como la calabaza, la sandía el melón, la vainilla, el maracuyá, la nuez de macadamia.
El chicle, el aguacate o la manzana, pueden llegar a tener dependencias de polinización asistida por abejas de hasta el 90%.
Otros como el café, la fresa, la guayaba, el nopal, mostaza, algodón y soya, dependen solo entre el 10% y el 39%.
Aunque en estos últimos cultivos la dependencia de polinizadores no es tanta, la calidad, número de frutos y el tamaño de estos, es superior a aquellos sin polinización asistida por insectos.
Luis concluye: “Hay que considerar que la ecuación no es abejas igual a miel, sino que más bien, el manejo de las abejas meliponas, y otras abejas nativas solitarias resultan en manejo territorial”.
“Al enfocarnos en las abejas meliponas, también estudiamos la expresión geográfica, la vegetación, la cultura, los platillos típicos y las medicinas de cada región, más allá que la miel como producto”.
Si quieres aprender más sobre las abejas meliponas y otros polinizadores, asiste este fin de semana al Foro Celebrando a Nuestros Polinizadores 2022, en Pátzcuaro, Michoacán.
Y si quieres aprender más acerca de los tipos de miel que se producen en México, pasa por aquí.