Las semillas de chía son consideradas un súper alimento, ya que, entre otras propiedades, son una excelente fuente de nutrientes que seguramente mejorarán tu calidad de vida si decides incorporarlas a tu dieta.
Además son fáciles de integrar en tus comidas, por ejemplo en los puddings de chía, que sustituyen al huevo en la cocina vegana, en el agua de limón con chía o en diferentes batidos y smothies.
Es una excelente fuente de ácidos grasos poliinsaturados, en especial de ácido alfalinolénico, que nos ayuda a producir omega-3 y 6 de origen vegetal en la proporción ideal para el organismo. Además es una buena fuente de minerales como calcio, magnesio y boro.
También cuenta con un alto contenido de fibra, tanto soluble como insoluble, lo que nos ayuda a mantenernos saciados y a regular el tránsito intestinal.
La chía posee también una gran cantidad de antioxidantes, que previenen el enranciamiento de sus propias grasas, como el ácido clorogénico, el ácido cafeico, la quercetina o el kaempferol.
Gracias a estas propiedades, la chía y reduce el colesterol, ya que sus propiedades antiinflamatorias, antitrombóticas y vasodilatadoras ayudan a regular la presión arterial y el colesterol en sangre
Por su alta concentración de mucílagos, un tipo de fibra soluble que crece en contacto con el agua hasta diez su tamaño en el tracto digestivo, lo que promueve el movimiento de los intestinos, creando a su vez una red viscosa que hidrata y lubrica el tubo gastrointestinal, lo que facilita también la expulsión de las heces.
Su gran cantidad de fibra ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre capturando parte de esos azúcares y liberándolos lentamente, lo que evita que haya picos de glucosa e insulina en sangre.
Pues llena el estómago y produce sensación de saciedad, además de regular los niveles de azúcar en sangre, lo que ayuda a evitar los antojos por los dulces.
Estudios recientes demuestran que la chía posee una alta concentración de fenoles que frenan hasta el 70% de la actividad de los radicales libres, lo que ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel y a reparar los tejidos musculares.
Con solo 30 gramos de chía obtendrás el 20% de la cantidad diaria de calcio recomendada, un mineral indispensable para mantener la masa y estructura ósea. También ayuda a metabolizarlo.
A pesar de que la chía tiene muchos beneficios, es necesario consultar a tu médico o nutriólogo para que determine cuál es la dosis adecuada para ti.
Si las tomas en exceso, podría generarte problemas gastrointestinales y que tu cuerpo tenga más dificultad en la absorción de minerales como el calcio, el hierro o el zinc.
Tampoco debes mezclarla con anticoagulantes ya que aumentaría el riesgo de sufrir sangrados o hemorragias.
Si no hay contraindicaciones, la cantidad genérica recomendada al día es de unas dos cucharadas (unos 25 gramos); si es la primera vez, es preferible empezar por cantidades más pequeñas para facilitar su asimilación.
Una de las formas más habituales de consumirlas es trituradas o en polvo, en cuyo caso lo mejor es guardarlas en el refrigerador. Puedes agregarlas dos o tres cucharadas de chía, entera o triturada, como topping o ingrediente de smoothies, batidos o yogurt.
Quizás la forma más difundida para consumirlas es remojarlas en agua por media hora para que se hidraten y así generen el mucilago antes de ingerirlas. Esta preparación nos ayudará a absorber mejor los nutrientes y evitar el riesgo de que las semillas se claven en el intestino.
También puedes agregarlas a tus recetas de repostería, ensaladas frescas o a cualquier plato de verduras. En dietas veganas, suele utilizarse para sustituir el huevo.
Como puedes ver, son innumerables las opciones para incluir la chía en tu alimentación habitual. Consulta a tu médico o nutriólogo para saber si este alimento puede ser beneficioso para ti y establecer la dosis adecuada.
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