¿Cubiertos con chocolate? ¿Espolvoreados con coco? ¿Al natural? ¡No importa cómo te gusten más! Siempre es valioso tener una receta para hacer una buena dotación de alfajores así que aquí te van todas las alternativas.
Su nombre delata un origen más lejano que Argentina: el Medio Oriente. Comenzó como una preparación proveniente de Al Andalus -hoy Andalucía- que llegó a España por los árabes y que deleitaba a todos a la hora del postre.
En ese entonces se trataba de una base de pasta hecha a base de almendras con miel y nueces. Pasaron cientos de años antes de que se convirtieran en esa galletita que al morderla se deshace en la boca y nos sabe a dulce de leche o chocolate.
En 1840, un químico llamado Augusto Chammás abrió una confitería y abrió paso a las recetas de alfajores como las conocemos hoy: preparó una base -en ese entonces conocida como tableta– con harina de trigo y fécula de maíz que, para distinguirla del resto de las opciones del mercado hizo redonda en lugar de cuadrada.
El sándwich de galleta no podía ser de otra cosa que no fuera dulce de leche y las variaciones en la preparación no se hicieron esperar. Hoy en día esta confitería existe y tiene una de las versiones más antiguas de los alfajores argentinos.
No es tan complicado como te imaginas; más bien el secreto está en conseguir un dulce de leche firme y con buen sabor. Lo demás es cosa de seguir las instrucciones.