Para comer como los dioses del Olimpo: Estiatorio Mythos

Por Animal Gourmet

Hace unos meses mientras esperaba en la pescadería llegó una pareja de conocidos y empezamos a hablar. Dos minutos después, llegó también otro amigo suyo -que hablaba un excelente español pero con franco acento extranjero-, quien se sumó a la conversación y nos contó que estaba por abrir un restaurante.

Como el tema de comer, pero sobre todo hacerlo bien, es lo mío, me interesé en el asunto…

Resultó ser que es de origen griego, nacido en Canadá, y que su familia es muy cercana a los dueños del restaurante “Estiatorio* Milos” que está en Montreal y participaron en la apertura del concepto original. Después Milos creció a Las Vegas, Miami y Nueva York -donde tuve la oportunidad de comer pescados inolvidables-. Con este referente me emocioné y seguí preguntando.

En fin, para hacer la historia breve, nos contó que pronto abrirían en Polanco un auténtico local griego en el que todos los socios, y hasta el chef, son de Grecia y algunos de sus ingredientes vendrían directamente desde aquél país y Nueva York, para poder lograr sabores genuinos.

Nos entregaron nuestros respectivos pedidos y antes de que cada quien siguiera su camino, nos dijo: “los espero en Mythos y además si no fuman y llevan la dieta de los griega van a vivir por lo menos 80 años”.

La ‘spanakopita’ es uno de los tradicionales platillos griegos en la carta de Mythos. // Foto: Estiatorio Mythos.

Pasaron unos tres meses de esto y apenas visité Mythos, un local en la privilegiada esquina de Emilio Castelar y Newton, en Polanco, que tiene una decoración rústica-mediterránea sin mayores pretensiones; muy agradable.

La protagonista fue sin duda la comida. Mientras llegaban nuestros platos nos mandaron al centro un tzatziki (dip de pepino, yogurt y eneldo), después comimos un caldo de pescado con mariscos exquisitos, en el que se notaba la calidad del producto y el cariño del chef, y seguimos con una moussaka muy sabrosa y fiel a su origen.

Para rematar, un pulpo a las brasas que todavía me estoy saboreando y que ya tengo ganas de volver a probar. ¡Ah! Por supuesto acompañamos el pulpo con una ensaladita griega que también estaba perfecta.

No fui capaz de desperdiciar nada, las porciones eran abundantes por lo que ya no pude llegar al postre pero sin duda pienso regresar a probar más cosas; volver a pedir el pulpo braseado y dejar espacio, ahora sí, para algo dulce…