Este texto que explica qué es la veda marina y cómo tener un consumo responsable de pescados y mariscos lo leyeron nuestros suscriptores antes que nadie. ¿Quieres el mejor contenido de avanzada? Únete a la #FamiliaAnimal.
En ciertos momentos del año se prohíbe la captura de animales como el pulpo, camarones o almejas, lo que se conoce como veda marina. Pero aún con ella, es posible encontrarlos en supermercados, pescaderías y restaurantes pues esta reglamentación se dirige específicamente a los pescadores, mas no restringe el consumo.
Lo primero que hay que saber es que la veda no solo aplica para el mar: también regula ríos, lagos y lagunas; aclara Luis Bourillon, biólogo y socio de Pesca con Futuro. México tiene tres tipos: la permanente, la temporal fija y la temporal variable.
Otra cosa importante: en México se tienen registradas más de 700 especies de pescado y marisco, cada una con su ciclo específico así que generalizar y dejar de comer solo durante los meses con R es desatinado, impreciso e ineficiente, comenta Renata Terrazas, vicepresidenta en México de OCEANA.
Cuando una especie está protegida y no se puede pescar bajo ninguna circunstancia se le aplica una veda permanente. De las comestibles hablamos, por ejemplo, de la totoaba salvaje, el pepino de mar, los caguamos y los tiburones.
Estas medidas se toman porque la pesca desmedida daña los ecosistemas, los océanos y las especies, así que establecer periodos de regeneración es un instrumento para sensibilizar a quienes pescan pero también a quienes consumen los productos, completa Bourillon.
La veda la regula la CONAPESCA. En su página de internet se muestra una infografía con algunos meses en rojo y otros en verde para señalar cuando está vigente.
Productos como el pulpo se pueden encontrar tanto en el Golfo de México como en la Península de Yucatán y también en el Pacífico. La veda marina de este producto es curiosa, ya que se aplica en lugares distintos de acuerdo al clima y disponibilidad de cada uno y también de las subespecies; entonces, mientras en un lugar está prohibida su captura, en otros puede ser una temporada de abundancia.
CONAPESCA divide el litoral y las lagunas por regiones para cuidar las especies; entonces, mientras en la Zona I (que comprende Campeche, Yucatán y Quintana Roo) no se puede extraer pulpo en el mes de diciembre, Para la Zona II -que ubica a al Sistema Arrecifal Veracruzano) sí es legal. Igual sucede con la Bahía de los Ángeles, en Baja California, donde solo está prohibido pescar pulpo de agosto a diciembre.
Estas ventanas de producción, platica Renata Terrazas, vicepresidenta en México de OCEANA dan el margen suficiente para abastecer la demanda durante la temporada veda porque la mayoría de la pesca legal se ultracongela y come incluso meses después de su captura. Entonces sí, es legal comercializar y consumir pulpo aún en veda.
¿Cómo hacerlo? Aquí hay una primera respuesta: perder el miedo a consumir productos congelados porque las tecnologías para hacerlo han evolucionado de tal suerte que pueden mantener la frescura mucho tiempo después de ser capturados, concluye.
Normalmente, estos periodos se acuerdan entre pescadores, productores y autoridades, como la CONAPESCA y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural después de un estudio de ciertas regiones. Cuando existe un desgaste en el suelo marítimo, hay menos población de ciertos animales o hubo un cambio brusco en el entorno, se aplica una veda temporal.
El tiempo de duración lo establece el Gobierno Federal y se actualiza anualmente en el Diario Oficial de la Federación, con apoyo del Instituto Nacional de Pesca. Algunas especies que entran en esta categoría son los charales, langostinos y tilapias.
Una de las vedas temporales más relevantes de 2021 fue el 16 de abril; en el sistema lagunar de Altata, en Sinaloa se restringirá la captura de almejas chocolatas durante un periodo de dos años. A esta decisión se llegó porque de acuerdo con los estudios realizados por el Inapesca, en los últimos 18 años las capturas históricas de almeja chocolata han presentado un descenso significativo.
A pesar de que este estado es el segundo mayor productor de esta especie, sí hay disponibilidad en el mercado ya que su captura en Baja California Sur no está restringida. Lo que sucederá es que, como habrá menos abundancia, su precio será más alto.
Las temporadas de veda, explica Renata Terrazas, son información útil para el pescador mas no siempre para el consumidor porque no hay un sistema alimentario lo suficientemente informativo para hablarnos claro sobre lo que ponemos al plato.
De acuerdo con Renata, a pesar de ser una buena iniciativa, es una medida insuficiente para restaurar un problema tan grave como el deterioro de las pesquerías. Más aún cuando OCEANA calcula que el 50% de los pescados y mariscos que se venden en México provienen de una fuente ilegal que evidentemente, no respeta estas temporadas.
Hay muchas fallas en el sistema. La más importante es que, aunque el gobierno establezca una temporada de veda marina, no tiene suficientes agentes de inspección y vigilancia de los mares para que se cumpla esta norma.
Otro problema es que no hay trazabilidad para rastrear si algo se pescó o no en veda, declara Terrazas. Si bien existen unos documentos llamados inventarios donde un pescador o comercializador puede documentar la existencia de productos cuya captura se restringirá, suele suceder que declaran cantidades que no tienen y siguen pescando de forma ilegal.
Tampoco existe una norma que trace el camino del barco al plato. Gracias a esto, también suceden fenómenos como la sustitución de especies y suelen darnos gato por liebre en la compra de pescado.
Aunado a esto, la cantidad de especies en aguas mexicanas es tal que no existe un registro por parte del Instituto Nacional de Pesca para señalar con claridad las temporada de cada uno y marcar las vedas, comenta Bourillon.
A pesar de que no siempre es posible conocer exactamente qué camino siguió el pescado o marisco que vamos a comer, entre más información tengamos, es mejor.
Cada vez existen más iniciativas que promueven el consumo responsable de estos alimentos porque si al mar le va bien, al pescador también, concluye Renata.
No se trata de no comer pescado, sino todo lo contrario. Lo importante es hacerlo con información y conciencia y si sabemos que un producto está en temporada de veda en alguna región, es importante preguntar a la hora de comprar de dónde viene para saber si es legal o no. Luis Bourillon.
Otra buena opción es voltear hacia las granjas sostenibles: en la región de Zitácuaro, en Michoacán, por ejemplo, existen varios proyectos que cultivan trucha de una manera amigable con el ecosistema y que brindan información útil en sus empaques a quien los compra, asegura Luis Bourillon.
A mar abierto también hay productos sostenibles que además no podrían consumirse de forma regular ya que tienen una veda permanente, como sucede con la totoaba. Las granjas, ubicadas muy cerca de La Paz, cultivan y promueven la reproducción de esta especie protegida y además colaboran con su reproducción ya que liberan ciertos ejemplares.
Marativa -que captura y comercializa pulpo en Yucatán y camarón azul en Sinaloa-, es un ejemplo de buenas prácticas sobre la trazabilidad de sus productos. En cada uno hay un código QR que el consumidor puede consultar para saber la fecha de pesca, empaque y congelación de lo que adquirió.
El error común a la hora de comprar productos del mar es esperar que existan las mismas especies durante todo el año, a reserva de algunos túnidos y sardinas. Lo que sí es cierto es que, a pesar de que quizás no se encuentren variedades como lisa, mero o merluza, siempre habrá opciones de la misma calidad y gran sabor que se pueden aprovechar igual.