La gran terraza de Santa Fe: Olives by Todd English

Por Animal Gourmet

Sentarse a beber una copa de vino o un martini bien preparado en la terraza de Olives México, sin duda una de las más bonitas en Santa Fe, es una gozadera. Es un restaurante cuyo menú se adapta a todos los gustos. Aún y cuando es claro un origen mediterráneao en la mayoría de sus platillos, como muchos de los restaurantes de su creador y chef Todd English, la carta del lugar es generosa.

Nos gusta porque es un restaurante que lo mismo recibe bonito para tomar una cerveza tempranera como aperitivo, que un abundante carpaccio para la hora de la comida (de res o de pescado y con mucha arúgula), una copa tranquila en la tarde o una cena fiestera.

Olives by Todd English tiene muy buenas opciones, entre las que destacan el carpaccio (de res y de . Foto: Cortesía.

Olives by Todd English tiene muy buenas opciones, entre las que destacan el carpaccio (de res o de pescado). // Foto: Cortesía.

El lugar está lleno, grupos de mujeres animadas, familias durante los fines de semana, parejas que disfrutan una noche con luz tenue o enormes mesas con rondas y rondas de espirituosos cocteles. Hay quienes prefieren las mesas del salón de adentro, más tranquilas con una cocina abierta y una importante barra visible pero a nosotros, insistimos, nos gusta esa terraza.

Para empezar hay que pedir al centro el plato de mezze (aceitunas, tapenade de los que se sienten bien hechos) hummus, yogurt con pepino y ‘spreads’ de otras verduras con chips. No tiene desperdicio.

Resulta inevitable pedir alguna de las opciones de los famosos flat bread que ofrece la carta, esos parientes de la pizza con muy variados ingredientes que resultan ideales para abrir boca o sólo acompañando una de sus ensaladas (la ensalada de betabel y el flat bread de higos y prosciutto se llevan muy bien).

Destacan los braseados, algunos buenos cortes y en general una carta con platillos de distintos orígenes pero que a leguas se ve que el comensal aprecia. Olives lleva casi un año en la zona y es evidente que llegaron para quedarse porque el comensal ya les puso palomita.