¡Come y bebe, que la vida es breve! La cultura mexicana está llena de refranes populares que hacen referencia a la comida porque claro, el muerto al pozo y el vivo al gozo. Como sabemos bien que el mejor bocado se lo lleva el cocinero, acá te explicamos algunos de los más comunes que se originaron en tras los fogones.
Probablemente has escuchado -y hasta utilizado- más de uno pero ¿de dónde vienen? Exactamente ¿a qué hacen referencia? Te contamos todo sobre estas frases que le ponen sal y pimienta a nuestra cotidianidad.
Cualquier persona con buen gusto sabe que el chicharrón es una de las cosas más gloriosas que se pueden llevar a la boca. Sin embargo, cuando no está fresco o no se almacenó bien es víctima de la humedad y se vuelve chicloso, así que si truena, quiere decir que el carnicero fue sabio, poderoso y bien hecho.
En la vida real, cuando tus chicharrones truenan quiere decir justamente eso: eres el mandamás, el de la autoridad, el infalible.
Antes de que fuera costumbre preparar el chocolatito caliente con leche, se hacía con agua -de hecho en Oaxaca sigue siendo común- pero hay un truco: no debe de llegar a hervor para que no se amargue el cacao.
Cuando comienzan a brotar esas pequeñas burbujitas de calor en una cacerola llena de agua quiere decir que está listo, así como tú para salir con tu date hoy.
Poco de lo bueno, eso nunca está bien. En el mar de abundancia de una cacerola llena de aceite, darte de a poquito de lo que sea para mantenerte contento es solo una forma de hacerte feliz momentáneamente.
¿Te ghostea y aparece cuando tiene ganas de verte? ¿Te están jineteando ese aumento que te mereces en la chamba? Definitivamente eres víctima de este refrán.
Es decir: no puedes estar en misa y en la procesión. Nomás no es viable estar en dos lugares a la vez o hacer dos cosas al mismo tiempo.
El pinole es ese dulce de los años cincuenta que los niños solían comer en polvo. Si los cachaba la maestra comiendo en clase, adivina qué los ponía a hacer para descubrirlos…. chiflar.
Una buena cocinera sabe perfecto cuándo el arroz está listo sin la necesidad de probarlo. Lo sabe por la forma en la que lo cocinó, las cantidades que utilizó y el procedimiento que siguió.
Si este arroz ya se coció entre tú y tu nueva chamba, tu nuevo crush o tu emprendimiento ¡Felicidades!
Se sabe que uno no puede no’más meter los bollos a hornear sin que el elemento en cuestión esté caliente porque no esponjarán bonito. Este es uno de los refranes populares de comida más comunes y hay que hacerle caso: la paciencia todo lo alcanza.
Si no está el horno para bollos, mejor espérate tantito porque, como dicen en otro oficio, a fuerzas, ni los zapatos entran.
A nadie le gustan los grumos en su bebida matutina. Y esto sucede porque no se bate lo suficiente, así que con el calor del fuego se pega en las paredes o superficie de la cazuela haciendo pequeñas bolitas bastante incómodas a la hora de dar el sorbo.
De los creadores de me confundí, se me enredó el reboso, se me complicó llegó se me hizo bolas el atole, un refrán que hace referencia a la distracción a la hora de echarle galleta a las cosas.
¿Cubero? ¿El de las cubas? ¡Noooo! Aunque estamos muy cerca. Antes de que existieran sistemas de medición, las personas calculaban los líquidos -especialmente el vino- en cubas. Estas herramientas eran una especie de palanganas que servían como unidad de medida, así que el que las fabricaba sabía perfecto su dimensión y tamaño.
Cuando utilices este refrán asegúrate de que sí seas un buen cubero para evitar que te sobren o falten cosas que necesites.
Esta nos gusta. Porque sabemos que entrarle al lunch en clase lo vuelve más sabroso pues tiene la sazón de la tentación.
Este es uno de los refranes populares de comida más utilizados en los años 70, pues era mal visto que la gente se embarazara fuera del matrimonio. Para darle una connotación menos grave, utilizamos una torta y apelamos a trasgredir las reglas.
Pues sí, una nopalera es bonita pero siendo mexicano, no tiene nada de particular si no hay fruto. A estas plantas generalmente se les da mantenimiento durante los meses de julio y agosto y es ahí donde cosechan las tunas.
El resto del año se cuidan solitos, sobreviven fríos, calores, aires y tormentas. Por eso solo vamos cuando tenemos interés, aunque no es lo óptimo pues también podemos obtener nopalitos durante los 10 meses restantes.
O sea, te andas pasando de lanza, andas muy confiadito con la autoridad para cosas banales. Como diría el cazador, mejor no gastes todos tus cartuchos.
Lo siguiente es sensible para aquellos que empatizan mucho con los animales así que si consideras que lo eres, mejor pasa al siguiente.
Generalmente los chinicuiles –aquellos gusanitos rojos que crecen en las raíces de los agaves– se capturan vivos y así, vivos, se ponen a tostar en el comal. Sucede que esto previene que amarguen, así que las comunidades rurales suelen hacerlo de esta forma.
Los chinicuiles, con toda la razón, se mueven sin control ante el calor. Así que si eres muy inquieto, seguro has escuchado de esto algunas veces.
Aunque no lo creas, este refrán no se inventó en México sino en España y hace referencia a la tortilla española.
Cuando el huevo está cuajado lo suficiente, es momento de dar la vuelta y seguir con la cocción por otro lado, así que esta frase hace referencia a seguir con la chamba y no quedarse estancado.
Porque quizás no valoramos lo suficiente el pan propio. Este es uno de los refranes populares de comida más crudos pero más formativo: déjalos volar y que vean el mundo. De esta manera, cuando vuelvan a casa, verán el esfuerzo verdadero.
Así que tropezaste de nuevo con la misma piedra, ¿eh? Seguro no querrás repetir el error de nuevo así que debes de ser el triple de cauteloso.
En la cocina, hay productos que queman un montón y duelen mucho como el azúcar o la leche, esta última por ser alta en azúcares y grasas, sí, dos conductores de calor muy intensos. Entonces, una herida de estas definitivamente te convertirá en alguien más precavido.
¿Qué otros refranes populares de comida conoces?