Los asados son un gran momento para convivir y comer rico, pero hacerlo en exceso y comer demasiados alimentos ahumados puede tener efectos en la la salud, tanto buenos como malos.
Obviamos, claro, el placer de juntarnos entre amigos o familia alrededor de un asador o ahumador para comer delicioso ;).
Los fitonutrientes contenidos en las frutas y verduras trabajan como antioxidantes en el cuerpo y ayudan a prevenir que existan lo que en química se llaman radicales libres, que son responsables de las arrugas, la celulitis o el mal aliento. Otro de sus efectos es que son partículas que fácilmente se convierten en tumores y cáncer.
Pasar por el asador o ahumador estos ingredientes potencia sus nutrientes y promueve que hagan mejor su trabajo de reducir los radicales libres. Además, los vuelve mucho más ricos porque pierden agua y su sabor se concentra.
Los vegetales parrillados hacen unas guarniciones perfectas para cuando comemos proteína animal, además de que se pueden agregar a guisados con legumbres o ensaladas frescas.
Otra idea para disfrutar las frutas a la parrilla es en postres, pues hay algunos, como el durazno, que quedan espectacular pasado por la brasa. Mira estas ideas.
Parrillar o pasar a fuego directo los vegetales causa que la celulosa que los cubre -que generalmente es la piel o alguna fibra indigesta- se rompa, por lo que el cuerpo puede absorber los nutrientes más fácilmente.
Sí, nosotros relacionamos siempre el asador con la carne pero ¿qué sería de las parrilladas sin unos buenos nopales o unas cebollitas?
Aunque no lo creas, este plan promueve la comida equilibrada siempre y cuando se planeé correctamente.
Algunas ideas que se nos ocurren para incluir vegetales en tu asador están acá y si algo podemos decir es que los camotes y los pimientos con aromas ahumados son adictivos.
La histamina es un aminoácido necesario para el cuerpo humano pero altamente alérgeno. Comer alimentos ahumados o pasados por la parrilla puede incrementar esta intolerancia, especialmente a las personas que son sensibles a ella. Así lo dice Jonathan Valdez, vocero de La Academia de Nutrición y Dietética de Nueva York.
Si bien ahumar o cocinar a la parrilla requiere menos grasa, es común que los sazonadores que se utilizan para acompañar carnes y vegetales tengan más azúcares añadidas de las que tu cuerpo necesita.
La forma más eficiente -y rica- de evitar esto es optar por las mezclas de especias o rubs, las hierbas de olor y productos como la sal con ajo.
Otra manera de prevenir esto es checar las etiquetas de las salsas y elegir las que tengan menos dextrosa, sucralosa, azúcar refinada, mieles o hidratos de carbono. Recuerda que los ingredientes se escriben de mayor a menor proporción así que si son de los primeros ¡están llenos de azúcar!
Según una investigación de Libby Mills, dietista y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética de los Estados Unidos, los alimentos que tomaron un color excesivamente oscuro en la parrilla o a fuego directo promueven la oxidación de las células del cuerpo y la inflamación, lo cual eleva el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la diabetes tipo 3 y el Alzheimer.
El color café oscuro que obtienen los panes o los cortes de carne son resultado de una reacción llamada de Maillard, la cual carameliza los azúcares y desnaturaliza las proteínas. Es un proceso común en la cocina pero es importante no excederse pues el calor hace que los ingredientes pierdan agua y al mismo tiempo liberan radicales libres.
El humo producido por la leña o el carbón produce unas sustancias llamadas hidrocarburos aromáticos policíclicos, los cuales, si bien dan un toque espectacular a la comida, son cancerosos pues son el resultado de la combustión.
De la misma manera, el parrillero debe tener cuidado porque inhalar este humo durante largos periodos de tiempo o hacerlo muy frecuentemente puede poner en riesgo sus pulmones.