Aunque en el mundo se desperdicia una tercera parte de los alimentos que se producen, son casi 700 millones de personas que tienen hambre. Muchas son las iniciativas que buscan mitigar este problema y varias han encontrado una solución en el frijol soya, su leche y bagazo para mejorar las condiciones nutricionales de la población en riesgo.
Ricardo de Gorordo es chef del restaurante Los Curricanes en Tampico y también dirigió la Organización Cáritas de su ciudad, que se dedica justamente a apoyar comunidades en pobreza extrema. Uno de los proyectos está enfocado precisamente en el procesamiento de esta leguminosa y brindar desayunos todos los días a aproximadamente 9 mil 500 personas.
Asegurar el desayuno de las personas que viven en pobreza extrema es una manera de contribuir con su bienestar y satisfacer una primera necesidad. Este es el fin último de Cáritas, que tiene una planta transformadora de frijol soya endémico y con él producen leche y pan principalmente.
En el lugar trabajan aproximadamente diez personas y los procesos que siguen para elaborar los alimentos son completamente naturales. El frijol soya, esa leguminosa tan juzgada por sus aditivos transgénicos aquí se presenta al natural y aporta sus beneficios de la manera más pura.
38% de proteína, 15% de carbohidratos, 15% de fibra, 14% de humedad y 18% de grasa es lo que una persona recibe al consumir este producto. Es capaz de absorber hasta el doble de volumen en en agua así que es un alimento llenador del que se pueden obtener muchos derivados.
Se utilizan 6 kilos y medio de frijol soya para hacer 120 litros de leche ya habiendo filtrado el bagazo. Después de que la legumbre se dejó en reposo toda la noche se integra en agua, se prensa y calienta para lograr el resultado final. Por último, pasa por una manta de cielo que separa líquidos de sólidos y se envasa para salir cada día a las comunidades más vulnerables del área metropolitana de Tampico.
Pero aquí todo se aprovecha: esos sedimentos restantes de la producción de leche son el bagazo de soya que utilizan para elaborar pan, el complemento de la leche en lo desayunos. La receta lo usa para que aporte nutrientes y se completa con harina, aceite y azúcar.
Las panaderas, en su totalidad mujeres, hornean durante todo el día para lograr tener 10 mil piezas de pan diarias.
Además de contribuir con un desayuno, Cáritas mantiene una relación con las comunidades mediante la gastronomía y el frijol soya. En aras de no generar desperdicios, también han invitado a las cocineras y cocineros a que experimenten con el bagazo y lo integren a sus recetas y concurse en festivales gastronómicos.
Es un ingrediente que absorbe los sabores externos más allá de tener uno propio, así que puede aprovecharse para preparaciones saladas, postres y panadería.
Con las recetas elaboradas por las comunidades se realizó un recetario que impulsa el uso del bagazo de soya como un ingrediente. Así, los platillos se enriquecen, rinden más y se complementa la alimentación.