A pesar de que la conocemos más por ser un potenciador de sabor para la cocina, la sal también tiene otros usos y en México hay distintas regiones en donde se produce. Es un compuesto formado por 39% de sodio y 60.7% de cloro, así que también se conoce como cloruro de sodio.
Nuestro país es un gran productor de este mineral y ocupa el sexto lugar a nivel mundial. La sal se encuentra en la naturaleza con el nombre de halita ya sea en lagos salados, en depósitos subterráneos o bien en el agua de mar.
En México, la venta de sal de mar sin procesar está prohibida ya que la NOM-040-SSA1-1993 menciona que no se puede comercializar si no tiene flúor o yodo. Esto surge con una finalidad nutricional y de prevención, de acuerdo con la Clínica de Mayo para evitar enfermedades.
Los estados productores de sal son Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Colima, Guerrero, Yucatán, Veracruz, Nuevo León y Puebla. El primero se lleva de calle al resto con el 82% de la producción nacional.
Aquí te decimos cuáles son las variedades mexicanas para que te des oportunidad de usarlas y probarlas todas. Recuerda que consumirla en exceso puede traer problemas de salud.
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En México se encuentra la salinera más grande del mundo y es la de Guerrero Negro. Aquí la sal se descubrió a partir de depósitos fósiles que se formaron a partir de la evaporación natural del agua de mar.
La sal se extraía en pequeñas góndolas mineras de la zona de la Laguna Ojo de Liebre pero la demanda aumentó así que se idearon ciertos procesos para mejorar la producción y el transporte como una planta lavadora de sal y nuevas instalaciones portuarias.
Guerrero Negro genera el 82% de la producción nacional con más de 7 millones de toneladas anuales.
Tal vez te preguntes cómo es que un estado sin mar puede producir sal y hay una explicación. Hay depósitos fósiles formados en Puebla desde hace más de 50 millones de años cuando esta área estaba sumergida en el mar; hoy está semidesértica.
La forma de extraer la sal también es milenaria y consiste en extraer agua de los pozos en pequeños estanques de dos metros cuadrados y 10 centímetros de profundidad. El sol evapora el líquido y los expertos salineros saben cuándo se debe cosechar los sedimentos.
Solo hay cosecha dos veces al año, antes y después de las lluvias, es decir, de marzo a mayo y de octubre a febrero.
Proviene de Cuyutlán, una comunidad en el municipio de Armería en donde hay más de 3 mil hectáreas que producen hasta 39 mil toneladas al año. Sin embargo, la cosecha dura pocos meses, cuatro para ser específicos.
Esta sal por su composición natural no necesita ninguna añadidura. El costo es bastante bajo; cuando sale directo de la Cooperativa de Salineros de Colima tiene un precio de $1.25 y los abarroteros la venden hasta en 5 pesos.
Para no comprar gato por liebre te recomendamos que cheques el logotipo de la cooperativa.
Este tipo de sal también se produce en Colima, pero a diferencia de las otras la Flor de Sal es una capa delgada que se forma en la superficie del mar con este mineral.
La cosecha debe ser manual y con mucho cuidado, se usa una malla fina y solo puede ser en los días en que no hay viento para evitar que el grano se vaya al fondo.
Pocos países en el mundo producen esta sal además de México y son Francia, España, Portugal y Chile.
En nuestro país tenemos nuestros propios tipos de sal rosa y no son precisamente la de Himalaya. Celestún en Yucatán es uno de los lugares donde se extrae.
Proviene principalmente de la Biósfera Ría, de las charcas salinas que van de la sección occidental de Yucatán hasta la primera parte de Campeche.
Su color rosa tiene una razón de ser y es gracias a la artemia salina, un crustáceo que también le da su color a los flamingos y al agua. También se usa como alimentos para peces y camarones.
Después de conocer estos tipos de sal mexicanas opta por consumir lo nacional; te llevarás una grata sorpresa.