Lo sabemos, hay días realmente malos. Entre lo cotidiano, el trabajo, la vida familiar y los escenarios particulares hay situaciones que nos pueden causar mucha ansiedad. La buena noticia es que así como hay algunos alimentos y bebidas que nos pueden ayudar a relajarnos también hay otros que pueden aumentar el estrés, por eso aquí te decimos cuáles son para que los evites a toda costa.
El intestino y el cerebro están conectados directamente a través del nervio vago, creando un canal de comunicación constante. Además, cerca del 95% de los receptores de serotonina (la hormona de la felicidad) están en tu intestino, así que lo que comes puede tener un gran impacto en tu salud emocional.
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Más de dos tazas de café aumentan la inflamación y las hormonas del estrés (como el cortisol y la adrenalina). Sí, incluso si te encuentra entre los que no sienten el nerviosismo por la cafeína, es aconsejable reducir tu consumo.
Los expertos sugieren cambiar un poco de café por té verde o negro rico en L-teanina, un adaptógeno encontrado en algunos alimentos que ayuda a liberar el estrés naturalmente del cuerpo.
Una dieta alta en azúcar aumenta la resistencia a la insulina y estimula un desequilibrio en la microbiota intestinal que se traduce en una inflamación en el cuerpo y el cerebro. Esto conduce a un aumento de los niveles de ansiedad, depresión y fatiga mental.
No es suficiente evitar las bombas de azúcar que son obvias como un helado o galletas. Esta azúcar se esconde en muchos alimentos inesperados, como barras de granola, yogur, bocadillos de frutas, salsa para pasta, ¡y hasta la cátsup!
Checa con detenimiento las etiquetas nutricionales de tus alimentos procesados.
Estos macronutrientes han sido despojados de su valor nutricional, por lo que te quedas con calorías vacías. También carecen de fibra, lo que ralentiza tu digestión y esta es la razón por la que los carbohidratos refinados provocan picos drásticos en el azúcar en sangre.
Estos carbohidratos refinados pueden ser un desencadenante de ansiedad y hasta depresión.
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El aspartamo, la sucralosa y la sacarina pueden provocar algunos efectos secundarios preocupantes, incluida la alteración del microbioma intestinal.
La mayoría de los edulcorantes artificiales (especialmente cuando se consumen con el estómago vacío) engañan al cuerpo haciéndole creer que en realidad son alimentos, provocando una respuesta de insulina y un mayor deseo de comer. Esto se traduce en ansiedad y puedes caer incluso en atracones.
El vínculo entre la depresión y el alcohol está bien documentado. Este también altera el microbioma intestinal y aumenta la inflamación en todo el tracto gastrointestinal.
Si bien puedes pensar que te tranquilizan, los cócteles a menudo contienen mucha azúcar en forma de mezcladores y pueden aumentar los cambios de azúcar en la sangre, interrumpiendo su sueño en el proceso. Y cuando los niveles de estrés son altos, ¡dormir más es una de las mejores cosas que puedes hacer!