El día amanece en la CDMX con el aroma de los desayunos a pie de calle que llenan de energía a las miles de personas en su camino a trabajar y que, guiados por chiflidos, bocinas o megáfonos, sacian su apetito para arrancar bien la jornada.
Tamales, tortas, chilaquiles, pan dulce, bisquets, gelatinas y hasta taquitos de guisado llenan el imaginario gastronómico las mañanas de la ciudad más poblada del mundo. Hay para todos: los fit siempre encontrarán un gran puesto de jugos y los monchosos una buena garnacha.
Es un asunto parejo: tener el primer alimento del día a pie de calle no es caro aunque hay mercado para todos. Hay una condición para que sea exitoso: necesita ser apto para ir comiendo o poder sobrevivir bien a los traslados.
Tan común como el sonido de se coooompran, colchoooones, tamboooores, refrigeradooores… es la grabación de aquellos que pasan desde tempranito a ofrecer tamales oaxaqueños en su bicicleta cargada de una vaporera y claro, del atole correspondiente para todo aquel madrugador que ya tiene hambrita. Entre hojas de plátano se cuece la masa de maíz que siempre valdrá la pena probar con mole, sazón de cada tamalera.
Nadie que fue niño en la CDMX ignora el sonido de la bocina del panadero -con el pan- y su thermo con agüita caliente para ofrecer también café. Tampoco nos son ajenos los anuncios de bisqueces calientitos en las colonias populares y muy de vez en cuando también el paso de un huasteco que, al grito de zacahuiiiiiiil ofrece el tamal más grande del mundo.
También silentes, muchas mujeres preparan su itacate para colocarse estratégicamente en las bocas del metro y atraer con tortas de jamón o huevo, sandwiches, churros, jugos y café a todos los transeúntes que andan con antojo de un tentempié.
El rey de los desayunos de la CDMX sin duda es la guajolota: del bolillo fresco cortado por la mitad que recibe entre sus migajas a un tamal rojo, verde o de mole. El tiro de gracia es cuando la seño los fríe para darles un toque crujiente extra; ahí seguramente está la entrada al paraíso.
Entre semana se ven poco pero los sábados y domingos están que rompen en hervor los caldos y el menudo dibujando con sus aromas y picores los pasillos de mercados como el de La Merced y la Central de Abasto.
Valiente es aquél taquero que se despierta desde tempranito para tener listos los guisados en su puesto de lámina blanca afuera del metro o en el paradero de camiones. Más valiente es el que no solo preparó lo básico sino que se rifó con tortillas recién hechas, coció los huevos y hasta le dio tiempo de capear los chilitos rellenos de queso.
No podemos dejar de lado el desayuno saludable: ese indulgente que promete un buen comportamiento durante todo el día y motiva a comer mejor el resto del día.
Los jugueros, al ritmo de sus licuadoras tienen -además de un negocio redondo- una capacidad extraordinaria para hacer mil cosas a la vez. Son los médicos de las mañanas, aquellos que con una mezcla de sus ingredientes curan los resfriados, liberan el estrés y también dan energía con su buen humor.
Imperdibles los puestos de garnachas: ese nicho de negocio generalmente dominado por mujeres que preparan a mano piezas de arte comestible a base de maíz.
Tlacoyos, sopes, quesadillas, gorditas que pueden ser tan dietéticas o tan completas como uno quiera. Suerte también es encontrar a las que llevan huevo para freírlo en su comal y acompañar tanta delicia.
Por supuesto que no faltan los tacos de carnitas y en ocasiones hasta de suadero, tripa y pastor porque también hay taqueros emprendedores que despachan desde tempranito los antojos trasnochadores. Se agradecen los recién hechecitos, frescos y llenos de jardín y salsita.
Para cerrar con broche de oro dejamos a una leyenda del chilango condesero: la torta de chilaquiles. Esta idea surgió hace más de diez años y ahora no solo están en la esquina de Alfonso Reyes y Tamaulipas sino que dan vida a la Estela de Luz.
Cada ciudadano de a pie de la CDMX tiene sus desayunos favoritos de acuerdo a los lugares por los que pasan. Esa es parte de la magia: encontrar sabrosura en todos los rincones de la ciudad. Para verdaderas peregrinaciones gastronómicas, mira nuestros favoritos.
Dirección: Calzada del Hueso 3196/1, Coapa, Coyoacán
Especialidad: gorditas de chicharrón prensado
Tip: llega temprano y vete con paciencia porque se atasca. Después de las 2 de la tarde baja la demanda.
Dirección: la encuentras a un costado de la Estela de Luz, sobre el puente de Lieja.
Especialidad: tortas campechanas (chilaquiles rojos y verdes) con milanesa o cochinita pibil.
Tip: No compres nada para complementar, no lo vas a necesitar.
Dirección: Banquetón del mercado de la Merced, frente a la Puerta 14. col. Centro.
Especialidad: tortas de tamal frito (nos encanta el verde) y atole de guayaba
Tip: Mejor cómpralos para llevar para no atascar el lugar porque es pequeño.
Dirección: José Martí 142 col. Escandón
Especialidad: tacos Pedro Chávez (cuero de barriga y buche)
Tip: si te gustan las quesadillas de sesos este es EL lugar.