Siempre pasa: algún gadget novedoso sale al mercado, se pone de moda y entonces nos encontramos en la encrucijada de gastarnos la quincena en ello o mejor darle otra pensada. Con la fiebre de la freidora de aire seguramente te pasa, así que te ayudamos a reflexionar si comprar una verdaderamente te será útil.
No negamos que es un objeto de deseo tentador: tener la capacidad de hacer que esa fritanga grasosa de pronto deje de serlo y se transforme en comida saludable es algo casi milagroso. Pero espera ahí, quizás no sea un artículo de primera necesidad.
Comencemos por lo básico, lo que este electrodoméstico puede hacer. Su ventaja principal consiste en dar textura crujiente a los alimentos sin la grasosa necesidad de pasarlos por aceite y evitarte un par de calorías y problemas con los triglicéridos. En términos de salud es buena compra en caso de que sí cocines.
Otra ventaja es que no solo fríe con aire sino que sirve para calentar cualquier alimento.
Pensemos luego en eso que hacemos cada primero de enero de tooooodos los años: prometernos comer mejor. Uno de los obstáculos es esa sensación de placer que provocan las endorfinas que libera una garnacha, así que hacernos de un aparato como este eliminará más del 80% del consumo regular de aceite y grasas.
Reconozcámoslo, también es una gran motivación para cocinar tener un juguetito nuevo. Si con una freidora de aire vas a crear el hábito de preparar tus alimentos ¡claro que vale la pena comprarla!
Ahora pongámonos como abogado del diablo. Piensa en la cantidad de veces que la vas a utilizar a la semana de forma real. No, no solo en lo que se te antoja al momento de comprarla sino en el tiempo verdadero que tienes para preparar todas esas recetas que viste en Pinterest.
Formúlate otra pregunta: ¿qué tanto le va a afectar a tu cartera hacer un gasto de esta naturaleza? Considera que el precio promedio es de 1,800 pesos mexicanos, o sea 90 dólares. Si se lleva la mitad de tu quincena… la verdad es que hay otras cosas antes de ese lujito.
A pesar de que este aparato sí cumple con su objetivo de hacer crujiente y a la vez jugoso ese pedacito de pollo, el resultado no es tan rico como la garnacha tradicional. Esto sucede porque cuando se cocina algo en aceite este aporta sabor además de textura.
En términos de tiempo, es más tardado freír en aire que en aceite, aproximadamente 20 minutos contra 5. La máquina funciona sola pero no está a prueba de malos humores por hambre.
Una cosa de que debes saber es que esta freidora sí utiliza grasa aunque también es importante tener en cuenta que la cantidad es mínima. No te olvides del aceite en caso de que sí la adquieras.
Si crees que comprar una freidora de aire mágicamente hará que te guste cocinar o que detestes la fritanga verdadera… déjanos sacarte del error. Es un gran utensilio, sí. Es milagroso, ehm… no.