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¿Qué comen los hobbits y los seres de la Tierra Media?

Por Animal Gourmet

Los hobbits son criaturas formidables. Bien dijo Gandalf el Gris, que uno puede conocer las costumbres y formas de este pueblo en un mes y aún cien años después seguirán sorprendiendo a todos.

Los habitantes de la Comarca no se caracterizan por ser bravos y legendarios guerreros, ni precisamente por ser los habitantes más inteligentes de la Tierra Media. La única pasión notable de los hobbits es la comida, razón por la que se han ganado el título de los foodies del universo creado por el escritor sudafricano John Ronald Reuel Tolkien.

La pasión por cocinar y comer de este pueblo libre de la Tierra Media es indómita, y se refleja en las siete comidas que realizan al día: el desayuno, el segundo desayuno, “las once”, la comida, la hora del té, la cena y la merienda.

Sin embargo esto no significa que la expresión “comer como hobbit” sea un improperio. Las alacenas del agujero-hobbit son grandes, en primer orden, para guardar muchos alimentos pues, hay que reconocer, los medianos son los mejores anfitriones que existen en la Tierra Media. Nunca escatiman en atenciones, cortesías, y en ofrecer los mejores alimentos y bebidas a sus invitados, sin importar si las visitas sean oportunas, o no, como cuando Bilbo Baggins recibió en casa a 13 enanos voraces o en la fiesta de cumpleaños 111 dónde recibió a la Comarca entera, a pesar de que sólo la mitad fue invitada.

Los hobbits son grandes productores artesanales de cerveza. // Foto: Especial.

Los hobbits son grandes productores artesanales de cerveza. // Foto: Especial.

¿Y sobre sus alimentos? En la alacena hobbit siempre buenos y finos embutidos como salchichas y tocino. Si uno urga un poco en el fondo, también hallará verduras y legumbres -orgánicas y locales suponemos- todas cultivadas dentro de la Comarca, habrá también conservas y alimentos encurtidos, unas grandes hogazas de pan, gran variedad de galletas.

Las proteínas las obtienen de la carne de cerdo, res y oveja. Toda proveniente de la ganadería pues las únicas armas que tienen los hobbits son decorativas. Sin mencionar la cuchara y tenedor, con lo que son letales ante un amenazador trozo de carne.

No pueden faltar, tampoco, los pollos fríos previamente rostizados, ni los huevos que forman parte principal del desayuno, y segundo desayuno, hobbit así como las hojas de té y productos lácteos diversos: quesos, mantequilla, leche, crema… Eso sí, todo producido dentro de la Comarca pues esta raza rehuye ante la presencia de la Gente Grande, los humanos.

A estas alturas del recorrido hay que hacer justicia. La observación de que sólo tienen pasión por los alimentos es injusta, pues también han desarollado un profundo interés en la elaboración de cerveza estilo Ale, bebida de la cual podrás encontrar varios barriles en la alacena, junto a las botellas de vino de los Viejos Viñedos, un caldo tinto y producido en la zona sur más lejana de la Comarca. Todo eso sin mencionar su desmedida afición a fumar en pipa, hábito que han contagiado a casi todos los habitantes de la Tierra Media, que les ha ganado el título de los mejores productores de tabaco.

Mención aparte merece su habilidad para cocinar. El hobbit común conoce a la perfección las hierbas aromáticas y especias como si se tratara de la palma de su mano o de cada vereda de la Comarca. Dominan el arte de condimentar las comidas, acentuar los sabores del puchero de conejo o el pollo a las hierbas.

Por todo lo anterior resulta impensable que un hobbit deje la comodida del hogar para embarcarse en aventuras. En cuyo caso, para salir a penas unos kilómetros a la redonda, no dudarán en cargar con ollas, trastos y grandes porciones de alimentos para preparar en el camino.

¿Y el resto de los habitantes de la Tierra Media?

Sobre los humanos, la raza mayoritaria de la Tierra Media, no hay mucho que se pueda decir. Carnes y aves de caza, pescados, quesos, pan, etcétera. Basicamente la alimentación es similar a la de un mediano.

Quizá lo más característico de ellos sean los Crams, una especie de pan hecho con harina, a la que ocasionalmente se le agregaba miel y leche, que podía durar durante mucho tiempo. Sin duda un alimento ideal para los largos viajes y expediciones capaz de matar el hambre aún en las peores condiciones, aunque no particularmente delicioso.

Acerca de los hábitos alimenticios de los elfos, poco se sabe. De esta raza vale la pena destacar su rápido metabolismo -razón aparente por la que no exista un elfo obeso en Rivendell o Lothlorien ni alguno que haya sido derrotado por un enano en competencias de beber alcohol-. Los arqueros élficos son reconocidos como los mejores de la Tierra Media, por lo que se puede asumir que son grandes cazadores y, por tanto, es posible que coman carne de venado, conejo, jabalí y algunas aves. Dichos alimentos seguramente los combinan con plantas, brotes y raíces dado su avanzado conocimiento de herbolaria.

Lembas, el "Pan del camino" hecho por los elfos. // Foto: Especial.

Lembas, el “Pan del camino” hecho por los elfos. // Foto: Especial.

Eso sí, son aficionados al vino, en especial al originario de Dorwinion, una región de ríos y en la costa del Mar de Rhûn al norte de Mordor y al sureste de la Montaña Solitaria, donde se cultiva la uva en grandes viñedos que produce un caldo potente que puede causar somnolencia incluso a un elfo al primer trago -al menos la suficiente para que Bilbo y los 13 enanos cautivos por el rey elfo Thranduil escapasen en barriles por el Río del Bosque, durante los sucesos de El Hobbit-.

No podemos olvidar el Lembas, o “Pan del camino” en élfico sindarín. Una especie de galleta hecha a base de maíz hecha por los elfos capaz de aliviar el hambre de un adulto grande en un día completo de marcha con una sola porción -aunque el apetito hobbit sólo será satisfecho con cuatro de estos panecillos-, curar heridas leves y curar algunas enfermedades tan sólo con comerlo. (Por cierto, decir “pan Lembas es un pleonasmo).

Vale la pena destacar que el Lembas sólo puede ser amasado por algunas mujeres elegidas de los pueblos élficos -Galadriel, la Dama de Lothlorien es una de ellas- y que nunca se comparte con otras razas de la Tierra Media, salvo algunas excepciones.

Los enanos, por su parte, comen lo que sea puesto frente a ellos; o importa si es queso, embutidos, jabalí, pan o pastelillos de miel, y tienen una gran disposición hacia la cerveza y el vino. Sin embargo no son conocidos por producir sus alimentos pues sus moradas en las minas hacen difícil, si no imposible, la agricultura. Afortunadamente son grandes orfebres, e intercambian sus joyas, armas, herramientas y armaduras por alimentos o los compran pues debido a su riqueza, hasta el más paupérrimo enano puede prestar algunas piezas de oro a cualquiera.

Los enanos Dori, Nori, Ori y Bombur, el más rechoncho de la compañía que viaja a la Montaña Solitaria. // Foto: Especial.

Los enanos Dori, Nori, Ori y Bombur, el más rechoncho de la compañía que viaja a la Montaña Solitaria. // Foto: Especial.

Una de las delicias de las que esta raza es aficionada, de la cual se cree que nacen de las piedras pues aparentemente no hay enanas -aunque sí las hay aunque también tienen profusa barba-, es el “Pan de tierra”, un tubérculo similar a la papa. Se trata de la raíz de una planta desconocida por todo aquél que no sea enano, pues temerosos de que se agote su manjar no revelan su origen.

Del resto de las razas (orcos, trolls, goblins y demás, incluido Gollum) baste decir que comen para vivir sin importar el origen o estado de descomposición de los alimentos. Suficiente.

El final de un viaje inesperado

Si te quedaste con ganas de preparar algunos platillos originarios de la Comarca, acá puedes encontrar un recetario con platos inspirados en el vasto universo literario creado por J.R.R. Tolkien, el hobbit mayor, y en cuyo estilo de vida se inspiró a sí mismo para dar vida a una de las razas más entrañables de la literatura fantástica.

Quien escribe estas líneas regresa a su agujero-hobbit a comer, sonreír y disfrutar la compañía pues a final de cuentas, y superando la sabiduría de Gandalf, como Tolkien dijo: “Si diéramos a la comida, la alegría y las canciones más valor que al oro, este sería sin duda un mundo más feliz”. Que así sea.