El Bar Heminway, en el Ritz de París, fue uno de los primeros lugares en el mundo en servir las famosas mimosas en 1925 o al menos esta es la leyenda más sólida alrededor de esta bebida que nos pone contentos el domingo por la mañana después de una fiesta intensa.
Toma su nombre de las flores de mimosa, muy comunes en el sur de Francia que son pequeñas y de un amarillo vivo. Se dice que primero fue llamada Champagne Orange, pero fue más conocida como hoy sabemos.
Esta bebida que incluye jugo de naranja y champaña no es ninguna novedad; de hecho es una costumbre en la Ribera francesa también conocida como Côte d’Azur o Costa Azul desde el siglo XIX en donde combinar vinos espumosos con jugos de fruta es parte de su cultura.
Ahí tenemos también sus primos italianos, el Bellini hecho con pulpa de durazno, el Rossini con pulpa de fresa o el Tintoretto con jugo de granada.
Con esta primera historia surge un nombre, el de un bartender francés llamado Frank Meier que supuestamente ideó la receta de este trago que alegra hasta la resaca más amarga. A inicios de los 2000, Peter Field hizo una compilación de los cocteles hechos en el Ritz y encontró que fue hasta 1933 que Meier incluyó la mimosa en sus recetarios.
No nos quedemos solo con esa historia porque hay muchas. Hay otra que menciona que se creó años antes, a inicios de los 20 en Londres, exactamente en el Buck’s Club, algo así como un prototipo que incluía jugo de naranja, champaña y vino blanco, se llamó Buck’s Fizz.
Las mimosas están muy unidas a la historia de la realeza británica, también a personajes famosos de Estados Unidos e Inglaterra. Su popularidad en Europa subió como la espuma de la champaña y, a diferencia de ahora, era más bien un aperitivo para antes de la cena.
También existe una versión de que su popularidad en San Francisco, California creció gracias al cineasta británico Sir Alfred Hitchcock, quien durante sus rodajes en los años 40 la dio a conocer entre famosos.
Esta bebida tuvo tanto éxito que los buffets de hoteles estadounidenses sustituyeron el también famoso y mañanero bloody mary, -un coctel hecho con jugo de tomate, salsa Tabasco y vodka- por las mimosas.
El resto es historia… hoy podemos verlas en los desayunos y brunch de hoteles y restaurantes en México y alrededor del mundo, ¡por fortuna! Y no solo eso, ya hay variaciones como aquellas que cambian el sabor del jugo de fruta o la champaña por otro licor.
Peter Field en la descripción de su recopilación escribe con detalle algunas características que debe tener la mimosas: se debe preparar al momento, solo con jugo de naranjas recién exprimidas y nunca ponerle hielo.
Además de servir primero la champaña y después el jugo; por cierto, nunca revolver para no perder lo espumoso.
Es mejor no incluir otros licores o bitters para no perder la magia que hace brillar lo sencillo de este coctel.
Si quieres prepararlas en casa te dejamos la receta, eso sí, ten a la mano una copa flauta para champaña para hacer el ritual completo. Toma una cosa en cuenta, la cantidad de jugo de naranja y de champaña deben ser iguales.
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