Chilango tragón que se respete se ha parado por lo menos una vez en su vida en la esquina del chilaquil para darse los buenos días con una torta roja o verde con su embarradita de frijol, pechuga empanizada, crema, queso y, en el mejor de los mundos, una cucharada de cochinita pibil.
Lo que las hace especiales es la atención de sus creadoras, su carisma, sus sonrisas y los chiflidos cuando piden que les bajen más ingredientes. Cata era quien despachaba el negocio y entre una que otra majadería, se ganaba el corazón de todos al rellenar bien esas tortas que hoy también se encuentran en la Estela de Luz.
Rosario Guzmán, mejor conocida como Doña Chayito heredó la esquina de su abuela y en ella construyó uno de los puestos callejeros más queridos de la Ciudad de México con sus hijas Perla -mejor conocida como La Güera– y Cata.
Mientras la primera se dedicaba a los temas administrativos y publicitarios de su negocio, la segunda era aquella legendaria figura que, con una cercanía muy particular y entre una que otra mala palabra, atendía a la clientela.
Todo funcionaba como reloj. En el negocio llegaron a trabajar más de ocho personas que tenían sus responsabilidades muy claras; todo parecía ser perfecto hasta que la pandemia hizo de las suyas y Doña Chayito se contagió de COVID-19.
Por las opiniones ante la pandemia y los retos que enfrentaba su familia, las hermanas decidieron poner fin a su sociedad en cuanto su madre murió el 13 de mayo de 2020.
La esquina del chilaquil sigue funcionando en su ubicación original con La Güera como líder. Cata, por su cuenta, decidió emprender un puesto dando la excelente noticia de que ya hay dos lugares para comer esas magníficas tortas de chilaquiles.
Velando por mantener viva la tradición de su negocio y viendo la crisis avecinarse, Cata ya tenía un proyecto planeado desde febrero. La pandemia no favoreció en lo más mínimo y apenas ahora está tomando vuelo en su nueva ubicación.
Justo a un costado de la Estela de Luz, encima del desnivel que conecta la calle de Lieja con Leibniz está Catakil, una mesa modesta donde Cata y una ayudante surten tortas a los hambrientos que salen del paradero de camiones y metro Chapultepec camino a sus trabajos.
“La receta es la misma, de hecho hasta se me ocurrió ofrecer más cosas pero serán hasta que me empiece a ir bien” nos platica en una entrevista para Animal Gourmet Cata Flores Guzmán.
No es difícil encontrarla; llega a poner su mesa desde antes del amanecer para darle buen desayuno a quien cruce. El tradicional grito que hizo famosa a la esquina del chilaquil hoy se escucha claro y fuerte en su nueva ubicación.
Para Cata ha sido difícil arrancar. Reconoce que no es la misma afluencia a la que estaba acostumbrada en el cruce de Alfonso Reyes y Tamaulipas, en la colonia Condesa. Sin embargo, los chilaquiles siguen siendo espectaculares.
De momento es un privilegio llegar a Catakil y no esperar filas interminables para una buena torta. Otra ventaja de conocerla es que las milanesas de pollo se fríen en el momento, por lo que se vuelven más crujientes y sabrosas.
Frijoles negros, cochinita, salsa verde o roja, queso fresco y crema ácida contenidos en un enorme bolillo están dispuestos a conquistar la zona de oficinas del Paseo de la Reforma.
Dirección: Av. Paseo de la Reforma 510, entre lateral y Estela de Luz. Disponibles también en DiDiFood.
Facebook: Tortas Catakil
Instagram: @tortascatakil