Entre tantos problemas que existen en el cuerpo humano relacionados con la alimentación, la falta de una buena digestión es uno de los más comunes.
Y aunque quienes padecen de esto se han vuelto aliados de ingredientes como las ciruelas y los nopales, los remedios populares muchas veces resultan insuficientes.
María Cervantes es una nutrióloga y health coach certificada por el Institute for Integrative Nutrition en Nueva York quién, después de terminar sus estudios y haber dado diversos talleres de comida saludable, descubrió que el estreñimiento y la inflamación son condiciones normalizadas pero poco saludables en muchas personas.
Con la intención de desmentir la creencia de que solo hay que aprender a vivir así, diseñó un programa llamado haz las paces con tu digestión en el cual, una de las bases es consumir caldo de hueso.
¿¡Cómo?!
Existen algunos nutrientes que colaboran con la buena digestión y además, tienen la ventaja de que el cuerpo humano los puede absorber con facilidad. Entre ellos están el calcio, el magnesio y el fósforo y todos ellos se pueden extraer mediante una cocción larga de huesos animales.
No se pueden dejar atrás el colágeno, la prolina y la glutamina, que son micronutrientes que además de motivar a la actividad de la flora, hacen que digerir alimentos sea más sencillo y no exista inflamación.
Los minerales de los que ya hablamos también permiten construir reservas de nutrientes para que puedas tener un proceso de desintoxicación con las reservas necesarias de energía.
Según María, es una preparación que debe tomarse en ayunas, ya que el cuerpo tendrá mejor absorción.
El caldo de hueso es también un gran vehículo para consumir vegetales con sabores concentrados. Se le pueden agregar cebolla, zanahoria y apio -esta terna conocida en la cocina francesa como mirepoix– además de otras guarniciones aromáticas que hagan un potaje lleno de beneficios y verdaderamente rico.
Esta preparación es una técnica culinaria que se emplea desde los inicios de la cocina francesa clásica para cocinar sopas y salsas. Es también la base para hacer estofados llenos de sabor y nutrientes.
Como seguramente podrás imaginarte, no es tan fácil extraer los beneficios de los huesos. Esta preparación toma tiempo y, en caso de que quieras transformarlo en un hábito, quizás convenga invertir en una olla de cocción lenta o una olla express.
Lo óptimo es mantener a temperatura baja y constante mientras se cocina de modo que todos los nutrientes se incorporen poco a poco en el fondo líquido. Es importante vigilar que no se evapore el agua en ningún momento y probar la sazón en cuanto quede listo.
Los tiempos óptimos para preparar un caldo de hueso espectacular son 18 horas para la res y 12 para el pollo. ¿Es un gasto importante de gas? Sí. ¿La solución? Cocer menos, con seis horas basta aunque no es lo deseable.