Quizás caíste enamorado cuando decidiste cocinar un aromático panqué de plátano, o tal vez eres viejo amigo de esas rodajas fritas que acompañan al arroz rojo, a la sopa de fideo o incluso a las lentejas. Pero no es un solo protagonista, hay muchas variedades y cada una se puede aprovechar distinto para sacar lo mejor de ellas.
Esta es una de las frutas consentidas porque lo tiene todo: es práctica, es deliciosa y además está llena de nutrientes. Es sumamente versátil: queda perfecto en postres pero también en guisos salados para dar equilibrio y nos encanta una porción para arrancar el día.
Sí, hay un sabor universal del plátano pero hay algunas variedades que son más dulces, otras son más intensas y unas más que se aprovechan distinto acorde con su punto de maduración.
Así es, los patacones colombianos -esas especies de tostadas que utilizan en la costa para acompañar sus platillos salados- se preparan con la misma especie de plátano que frito y con cremita hace uno de los postres más deliciosos y sencillos de la cocina mexicana.
Aunque el nombre original no te suene familiar, es la familia de donde surgen el plátano Tabasco, Chiapas y Canario. Todos ellos son de color amarillo brillante en la cáscara y esconden una pulpa firme y dulzona.
Es la estrella para acompañar el cereal o la avena y para prepararse un rico licuado. También es ideal para comerse a mordidas en un antojito de media mañana.
Si lo que quieres es hornear con esta variedad hay que dejarla madurar hasta que se convierta a tonos cafés, se ablande y los azúcares se concentren.
Esta versión miniatura de los plátanos es la más simpática de todas y también la más dulce.
Aunque es pequeño, el sabor es mucho más intenso que el Cavendish, así que funciona muy bien para postres ya estando maduro.
Corta unas rodajas y acompáñalas con crema ácida, canela y un poco de crema. Verás fuegos artificiales en cuanto des el primer bocado.
También van muy bien en una crepa rellena de nutella. ¿Te animas a prepararla?
El padre de todas las variedades de plátano; quizás no por ser el más popular pero sí por su gran tamaño. A esta fruta le gusta el calorcito, así que cuando crece en zonas tropicales crece más que los demás.
Eso sí. Hay que dejarlo madurar hasta que se ponga negro como la noche. Estando verde o fresco, el sabor será más astringente y la pulpa muy firme. Una vez maduro, la historia cambia para ser la más dulce de las variedades.
¿Quién no le ha puesto unas rodajas de plátano macho al arroz? Si es una comida de campeones, van fritas. También, para los atrevidos que gustan de mezclar dulce y salado, agregarlos a la sopa de lentejas o a la de pasta es una gran idea.
Estos son los más vistosos y originales de todos. Se trata de una fruta más bien pequeña (algo entre un Tabasco y un Dominico) que es bastante más ancha. Cuando está fresco su cáscara es morada; una vez que madura se pone rojo quemado.
El sabor es fuerte y esto es porque tiene más concentración de azúcares y nutrientes; de hecho, hay quienes dicen que es la variedad de plátano más saludable que existe.
Una maravillosa forma de tener un primer acercamiento con el más exótico de los platanos es sumergiéndolos en chocolate amargo o en un fondue para un postre delicioso.
No, no se trata de un híbrido entre las peras y los plátanos. Es más bien un término medio entre la variedad cavendish y los machos.
El tamaño de estas frutas es bastante grande (a veces hasta de 25 centímetros de largo) pero concentran más azúcares que los machos, así que son más dulces.
Una maravillosa forma de aprovecharlos es poniéndolos en un refractario con jugo de naranja, un chorrito de ron, mantequilla y azúcar. Déjalos hornear 15 minutos y tendrás un compañero perfecto para el helado de vainilla.