A la hora de la carne asada todos dicen ser muy buenos para prender el carbón pero hay que reconocerlo, no es una labor sencilla. Por eso, acá hay una forma rápida y efectiva para hacerlo.
Todo empieza con un buen carbón. Normalmente y sobre todo en la Ciudad de méxico, el carbón en las tiendas de autoservicio deja mucho que desear. Lo mejor será buscar una carbonería porque ahí siempre tienen el mejor, el que ya prendido truena “machín”. En el centro de Cuajimalpa hay una; también Carnes La Laguna, en la Anzures, es buena alternativa.
Coloca tres servilletas, servitoallas o trozos de papel periódico rociados con aceite vegetal y bien distribuidas. ¡Atóralas en la parrilla!
Hay que montar el carbón sobre las rosas de papel no tan amontonado; que haya huecos, espacios, puentes, torres, lo que se requiere es un libre fluir del viento para prender el carbón. Enciende el papel y que comience la fiesta (¡necesario estar “caguameando” ya a estas alturas!).
Ir colocando los carbones de uno por uno sirve como terapia de reflexión y conocimiento del yo interno,además fomenta la paciencia. Aquí se percibe la clásica técnica del carbón portería. El trago recurrente a la “chela” helada es indispensable.
Cuando ya empieza a agarrar el carbón puedes aplicar el clásico soplido para acelerar el proceso, o bien echar aire con un pedazo de cartón. Queda estrictamente prohibido sacar la pistola de aire de su pareja.
Es absolutamente indispensable ensuciarse así que vístete con un mandil y ten un trapo cerca.
Ahora sí, elige tus mejores cortes ¡y que no se te pasen de cocción!