Si tienes ganas de sentirte como en la playa pero a lo más que aspiras es a salir para que te dé el aire y descansar un poco de tu jornada godín, te tenemos una solución y se llama El Jarocho de las Lomas. Ceviches, coctelitos, pescadillas, tostadas…¿qué se te antoja?

Desde hace más de cuarenta años, este carrito se monta cada día para consolar almas crudas y trabajadores hambrientos que lo encuentran en su camino. El secreto se nota en la primera cucharada de coctel de camarón: picosito, ácido, fresco y delicioso.

Nunca podrías creer que la vista panorámica a una gasolinera fuera tan placentera como en este punto de la ciudad; claro, siempre y cuando tengas un buen coctelito en mano. ¡Acapulco en la Ciudad de México!

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Déjate ir con el marisco que más se te antoje; el Jarocho de Las Lomas tiene más de siete variedades distintas para hacer el coctel de tus sueños. Lo preparan con salsa de tomate, limón, chilito, cebolla y cilantro. Si de plano la cruda es mucha, pídelo ‘que pique’.

Además de eso tienen empanaditas de atún o camarón, pescadillas y tostadas. Para acompañar, un juguito bien frío o un refresco.

¡Llega temprano! El equipo se empieza a instalar a partir de las 11 de la mañana y ya hay gente esperando en fila por su lunch de media mañana. Alrededor de las 4 de la tarde ya no queda nada, así que si no te pones vivo tendrás que regresar al otro día.

Puedes pedir todo para comer ahí o para llevar. Los cocteles son abundantes y a muy buen precio así que, si pasas por ahí, detenerte va a valer completamente la pena.

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