El romanticismo italiano de Bellaria

Por Animal Gourmet

Bellaria es uno de esos restaurantes que, tiro por viaje, cuando estamos sentados ahí nos preguntamos: “¿Por qué no venimos más seguido?”. A juzgar por los 10 años que lleva operando el establecimiento, lleno al 100% lleno de lunes a domingo, es un lugar donde saben lo que hacen. Y lo que definitivamente saben hacer muy bien son las pastas, pizzas, risottos y postres.

Dos de los tres dueños son mexicanos y uno es italiano, lo que se nota en la particularidad de los sabores muy mediterráneos en varios de sus platillos que logra que, por unos instantes, nos sintamos comiendo en un callejón florentino.

Ir al Bellaria es llegar temprano o reservar con anticipación ya que como les decíamos, y no exageramos, el pequeño restaurante es bastante exitoso y si no hay mesa, no hay mesa. El lugar es muy lindo y acogedor, les diríamos que hasta romántico. Es ideal para llevar a cenar a la novia o al novio y quedar muy bien.

Es ideal para llevar a cenar a la novia o al novio y quedar muy bien

La decoración es sencilla y de buen gusto. Una pared de piel y otras blancas en un espacio reducido en donde las mesas están pegaditas una a la otra que lo único que hace es volverlo más cachondo.

Tiene a la vista un horno de leña en el que cocinan unas de las mejores pizzas del poniente de la ciudad de México. El chef con toda la experiencia del mundo y a cargo de sus ingredientes, sus aceites y su horno, es capaz de hacer una pizza tras otra para complacer el paladar de decenas de comensales que esperan la cocción perfecta, la consistencia inmejorable y el afamado sabor que los hace regresar incluso a hacer fila en la puerta.

Las pizzas a la leña son una de las especialidades de este acogedor lugar. // Foto: Especial.

Desde la tradicional Margarita, la de Cuatro quesos (gruyère, gorgonzola, mozzarella y cabra) hasta la pizza que no está en el menú, de burrata y arúgula, todas son ricas.

Las pastas no tienen pierde. El pappardelle en salsa de pato es de las preferidas aunque nosotros somos de la vieja escuela en donde un buen vongole o un pomodoro fresco nos hacen la tarde.

Acompañar un risotto de hongos o alcachofa con una copa de vino italiano Della Valpolicella vale mucho la pena ya que resaltará los intensos sabores de las verduras en la lenta cocción del arroz en esos caldos maravillosos.

¿De postre? Sin duda la Tarte Tatin de pera con la dulzura, la temperatura y la bola de helado exacta. O si de plano queremos terminar diciendo grazie, los profiteroles que saben hacer también muy bien.