¿Estás enfermo del estómago? ¿Comiste algo que te cayó pesado y te dio diarrea? A todos nos ha pasado que nos invade ‘la venganza de Moctezuma’ o simplemente nos pasamos de tamales y nos enfermamos. Parte de las soluciones a esto es la dieta blanda pero ¿qué diablos es exactamente?
Esta forma de comer no precisamente se refiere a que sea blanda a la hora de morder y masticar; hablamos de lo que va a caer ‘blando’ en el estómago y no lo va a irritar cuando estamos malitos.
Para alguien que le gusta comer -como a nosotros- una recomendación médica como ‘dieta blanda’ representa un par de días sombríos sin comida rica… pero no es tan mala después de todo.
Con dieta blanda se refieren a alimentos que sean fáciles de digerir y no generen secreción gástrica importante para no incrementar los malestares.
Cuando nos enfermamos del estómago, las molestias pueden ser causadas por alguno de estos errores que cometemos al cocinar o simplemente porque nos tocó la mala suerte.
El tratamiento de la enfermedad dependerá del motivo por el cuál te enfermaste y la forma en la que tu cuerpo se está limpiando (diarrea o vómito).
Lo que sí sabemos es que lo que comas durante estos días de malestar será clave en tu recuperación. Para eso inventaron la amada y odiada dieta blanda.
Mientras estés en régimen de dieta blanda es importante masticar despacio para que se puedan absorber los nutrientes. Esta absorción comienza muchas veces desde la boca o el tracto digestivo.
Hay tres características importantes que deben tener los alimentos para calmar los malestares: no deben ser irritantes, picantes y tampoco condimentados. En resumen, si le damos menos trabajo al sistema digestivo será mucho mejor. Te damos estos tips y ¡esperamos que te recuperes pronto!
Tubérculos: el almidón es buen aliado en estos tiempos así que dale rienda suelta a las papas en puré o a la sopita de zanahoria.
Arroz blanco: si lo preparas al vapor o incluso lo agregas en algún fondo de cocción, los almidones harán su chamba y te quitarán el hambre al tiempo que estabilizan la nutrición de tus células.
Pan tostado: el pan te dará sensación de saciedad y además ayudará a estabilizar la digestión.
Carne: pollo, pavo y pescados blancos son aptos en preparaciones simples y asados. Recuerda sazonarlo lo menos posible.
Líquidos: la guía para saber cuando vas por buen camino con las bebidas es qué tan claras son, entre menos color, mejor. Puede ir desde agua hasta infusiones y tés.
Frutas, verdura y legumbres: prácticamente puedes comer todas pero ojo, deben ser cocidas. Las manzanas al horno y los vegetales al vapor son una gran alternativa.
Caldito de pollo para el corazón: preparar fondos es muy fácil, especialmente el de pollo. Prepáralo con huesos del huacal y acompáñalo con verduritas. Un humeante tazón te hará sentir mejor.
Otros: puedes comer pocas grasas y aceite preferiblemente de oliva y mantequilla. También huevo cocido y quesos frescos.
En la dieta blanda se recomienda no consumir algunos alimentos para evitar un proceso largo de digestión. Procura quitar de tu vista productos ultraprocesados
Cereales: nada integral en este tiempo, deja la dieta de lado por unos días. Por raro que parezca evita variedades de arroz como el salvaje el negro.
Carne roja: no te acerques a la carne de res ni de cerdo, tampoco a los embutidos. En cuanto a pescados evita los azules y los mariscos, nada de camarones o pulpo.
Líquidos: para proteger tu estómago de náuseas no consumas refrescos, café, bebidas carbonatadas y jugos de frutas ácidas como limón o piña. El azúcar de las bebidas le dará trabajo doble a tu organismo al procesarlas.
Otros: la mayor tortura durante la dieta blanda tal vez sea dejar de lado azúcares y condimentos. Aléjate algunos días del chocolate, chile y encurtidos.
El huevo está indicado en una dieta blanda aunque dependiendo del malestar puedes introducir primero las claras y con el paso de los días también yemas.
Mientras te encuentres en régimen de dieta blanda es necesario que comas despacio, mastiques bien y hagas varias comidas al día pequeñas pero variadas.