Puede que algunos no luzcan tan apetitosos, pero sin duda a la hora de usar la creatividad en la comida los mexicanos podemos utilizar desde ingredientes normales hasta animales raros.
En algunas comunidades en México no solo se trata de creatividad sino también de tradición que nació de utilizar lo que la naturaleza puso a la mano.
“Todo lo que corre, camina, nada o vuela, cabe bien en la cazuela”
Aunque para nosotros sea de lo más común comer insectos, no en todos los países se acostumbra a hacerlo. Los gusanos de maguey, chapulines o las hormigas chicatanas ya forman parte de nuestra alimentación.
La iguana, el mapache y el armadillo son animales que en cierto tiempo fueron cazados indiscriminadamente e incluso vendidos a precios muy elevados.
¿Has escuchado del pejelagarto? Pues también se come y es muy popular en el sureste mexicano.
A pesar de esa situación estos animales forman parte de la gastronomía local tradicional en algunos estados del país.
Sonora, Morelos y Guerrero tienen algo en común: el consumo de iguana en diferentes platillos que abre esta lista de animales raros consumidos en México.
Después poner en riesgo la especie por la caza indiscriminada, la iguana se encuentra entre las especies en riesgo de acuerdo a un reporte de la PROFEPA. Su caza, venta y comercialización son castigadas con cárcel de uno a doce años.
Esto no detiene el consumo por dos razones simples: es una tradición y la gente necesita comer. En Guerrero incluso existe el oficio de “iguanero”.
La carne de iguana es blanda, similar al del pollo aunque la piel es más firme, parecida la del pescado.
En Sonora se la comen en caldo. Primero que nada se tatema la iguana sin tripas ni cabeza. Una vez lista se retira la piel y se pone a hervir con cebolla, orégano, pimiento y sal.
En Guerrero es más común de plato principal. Primero se hierve la carne con cebolla, sal y ajo para ablandarla. Después se prepara una salsa hecha con chiles locales y se sirve con frijoles refritos y tortillas.
Otro de los animales raros que es común encontrar en la gastronomía mexicana es el armadillo.
A pesar de tener una larga tradición en toda la región del sureste mexicano su consumo está ligado a casos de lepra en humanos.
Aunque la PROFEPA cataloga a una subespecie (el armadillo de rabo liso) en riesgo, nos los seguimos comiendo.
El sabor es difícil de describir; en Oaxaca incluso se le conoce como el animal de las siete carnes. Se compara con el conejo y la res.
El olor de la carne de armadillo es muy fuerte por lo que suele maridarse con naranja, vinagre, vino o cocerlo con hierbas de olor.
En los estados de Chiapas, Campeche y Tabasco la carne se guisa y se consume en tacos. Puede estar cocinada en adobo, en escabeche o solo asado.
Los zapotecos en Oaxaca aún lo cocinan en salsa de guajillo con cebolla y hierbas aromáticas. Otra opción es cocerlo al horno y hacer taquitos con la carne.
En Yucatán por supuesto cocinan el armadillo con achiote (como la cochinita) y se cocina envuelto en hojas de plátano.
Chiapas y Tabasco tienen en su comida tradicional al shuti, un caracol de río, de concha larga y negra que puede medir hasta 15 cm.
Tiene mucha carne y se puede encontrar incluso en época de sequía. En las regiones cálidas de estos estados se encuentra todo el año aunque en las más frías solo en Semana Santa.
Una de las formas de comerlo es en caldo con tomate verde, epazote, cebolla y manteca de cerdo.
Otra manera de comerlo es una mezcla de pepita de calabaza, jitomate, achiote, cebolla y cilantro.
También sabe rico con hojas de momo -hoja santa-, masa de maíz y salsa de chilmole.
Igual que el armadillo y la iguana, dos especies de mapache se encuentran en la lista de especies en peligro de la PROFEPA: el mapache de Cozumel y el de Islas Marías.
Guerrero, Veracruz y Baja California son tres de los estados que cuentan entre sus tradiciones gastronómicas con el mapache.
En Veracruz hay dos formas de cocinarlo. Si estás más cerca de Tecolutla lo encontrarás guisado en salsa verde con ensalada de col y tortillas.
En el norte de ese estado lo preparan en un adobo que lleva chile ancho, comino, orégano, sal y pimienta.
En Baja California la manera de cocinarlo es con manteca y en horno de piedra estilo barbacoa.