Esa mágica sensación que se produce cuando comemos puede perder su gracia tiempo después, cuando vienen las repeticiones y comenzamos a eructar.
Ese momento incómodo siempre hace que nos preguntemos cómo disminuir el efecto de los alimentos que nos hacen repetir.
Todos los cuerpos humanos son diferentes y hay alimentos que caen más pesados a unos que a otros. Sin embargo, hay cosas que causan indigestión sí o sí.
Seguramente habrás notado que cuando comes alguna variedad de col te hinchas o cuando consumes frijoles o legumbres los gases no se hacen esperar.
Pero, ¿y los eructos?
La verdad es que cuando se nos sale un eructo a todos nos incomoda, pero en realidad es un proceso del cuerpo completamente normal.
Incluso, eructar tuvo su época de gloria cuando era un gesto de agradecimiento al cocinero; si tienes bebés o has estado cerca de uno también sabrás lo valioso que son sus eructos para que no llore.
Cuando te sientes hinchado, con mal del puerco y hasta con sueño, quiere decir que tu cuerpo está teniendo dificultades para digerir lo que comiste.
Hay enfermedades gastrointestinales que causan molestias de repeticiones frecuentes. Estamos hablando de la colitis, las hernias o el intestino perezoso.
Algunos alimentos vuelven la digestión aún más complicada, como los lácteos, las grasas animales y algunas legumbres.
En esta batalla campal entre tu estómago y lo que comiste se produce aire que necesita salir por algún lado.
En el caso de ingredientes como el ajo, el motivo por el que repetimos es por la cantidad de partículas volátiles que buscan su salida con el aire que exhalas (con un bonito aroma que vivirá en tu boca).
Hay alimentos que la cultura de consumo ha satanizado por ser indigestos y hacerte repetir, pero no te vayas con la finta. Hay algunos vegetales que también pueden causarte problemas.
Entre ellos están los pimientos, los espárragos, los pepinos y los encurtidos. ¿¡Por qué, Diosito, si estoy comiendo sano!?
Peor aún cuando tomas refrescos con gas, donde el aire que expulsarás está entrando a tu organismo con tu consentimiento.
Para algunos, la bonita costumbre de botanear con una chela, aceitunas y embutidos puede resultar un auténtico concierto de instrumentos de viento.
Hay otros motivos por los cuales algunas personas repiten más que otras.
La aerofagia es el hábito de tragar aire y mucha gente con ansiedad o estrés lo tiene aunque no lo sepa.
No te preocupes, no tiene efectos secundarios más que regresar a la tierra lo que te llevaste.
Hay algunos trucos para disminuir este efecto y mejorar la digestión para que tus platillos favoritos no te hagan pasar vergüenzas.
Cuando vayas a cocinar con ajo pártelo a la mitad y notarás en el centro un pequeño germinado.
Retíralo, pues ahí se concentra la mayor cantidad de alicina, esa sustancia volátil que mata cualquier momento romántico.
La piel de los pimientos y chiles poblanos son difíciles de digerir para el cuerpo, por lo que te recomendamos quitarla cuando los cocines.
Para esto puedes asarlos y guardarlos en una bolsa para que al sudar la piel se despegue (seguro viste a tu mamá o abuelita haciendo esto).
Si no quieres alterar el sabor con la cocción también puedes pelarlos en crudo con un pelador.
Nos encanta el jitomate. Nos sentimos orgullosos de habérselo dado al mundo y de que el mexicano sea más rico que cualquier otro.
Pero hay una realidad: el jitomate causa acidez y puede ser indigesto, pues su piel es muy gruesa.
Para no repetir te recomendamos no consumir las semillas y escaldarlo antes de comer.
Si el sabor te sigue resultando muy ácido también puedes agregar un poquito de azúcar para equilibrar.
Este es el rey de los vegetales que hacen repetir, pero es delicioso comerlos en temporada de calor con limón y chilito piquín, así que no te recomendamos para nada sacarlo de tu dieta.
Solo quita las semillas y la piel. Aunque hay enzimas en ella que te ayudan a absorber mejor las propiedades, le cuesta trabajo a tu cuerpo descomponerla.
Los alimentos fermentados suelen tener algunos microorganismos vivos benéficos cuando te los comes y esa es parte de su magia; sin embargo, recuerda que para que hagan su chamba y limpien tu flora intestinal deben comer.
Al hacerlo expulsarán dióxido de carbono que saldrá en forma de eructo. Piensa en esto como un eructo sano, jejeje.
En este caso sólo te recomendamos no excederte en el consumo; mentalízate y disfrútalo. Al final del día tampoco es tan grave la consecuencia.
De niños era muy divertido tomar refrescos rápido para hacer concurso de “sapos” (así le decimos de cariño a los eructos en México).
Al crecer se nos olvidó esta bonita costumbre y solemos tomar cerveza o gaseosas como agua, creyendo que así se nos quitará la sed. Mentira. Beber velozmente sólo hará que eructes mucho más.
Cuando consumas bebidas carbonatadas hazlo tranquilamente, así evitarás que entre -más- aire a tu cuerpo.
Aquí también te recomendamos mentalizarte, pues eventualmente ese dióxido de carbono de tu cerveza saldrá a la luz.