Nada más frustrante que tener ganas de cocinar algo que lleva horno y ¡sorpresa! No hay o no sirve. ¿Qué hacer si ya armaste el plan y compraste los ingredientes? No te preocupes, hacer pizza sin horno ¡es posible!
Hay dos formas de hacer una base digna de pizza sin utilizar horno: una es muy rápida y la otra es muy entretenida. Además, los ingredientes van bien en cualquiera de las dos.
Aquí te proponemos algunas combinaciones para que pruebes cosas nuevas.
Esta es la manera más práctica de hacer pizza. El pan árabe se consigue en cualquier supermercado y lo único que tienes que hacer es cubrirla con los ingredientes que quieres.
10 minutos en un hornito eléctrico y está lista para comer.
Esta manera de hacer pizza es más artesanal pero no lo suficiente como para que sea imposible de lograr.
El secreto de hacerla en sartén es saber administrar el calor, así que debes tenerlo controlado en todo momento para no quemarla por la parte de abajo y, por el contrario, cruda del resto.
La receta es muy sencilla:
Ten en cuenta que la salsa le dará acidez y mucho sabor a tu pizza, así que hay que echarle ganas a la preparación.
Lo mejor del caso es que también es muy sencilla de hacer.
Si se te antoja una salsa blanca, prueba con una bechamel.
Modo de hacerse
El alma de la fiesta, el que mejora todo. Si buscas una pizza que se gratine y quede deliciosa te recomendamos utilizar queso mozzarella. Este es el tradicional de la pizza napolitana.
Si eres de sabores más fuertes puedes experimentar con una mezcla de mozzarella y Gouda, Chihuahua o Edam.
¿Aficionado de los quesos maduros? Agrega unos trocitos de blue cheese a la base. En este caso, te recomendamos también poner alguna guarnición dulce que equilibre los sabores.
Lo más increíble de preparar pizzas es que puedes echar a volar tu imaginación con los toppings.
Hay algunas combinaciones de cajón que ya saben muy bien y otras que mientras en tu cabeza suenan deliciosas…. en la realidad no lo son tanto. Te damos algunas mezclas para que tomes inspiración.
Jamón serrano, frambuesas y arúgula. La mezcla perfecta entre dulce, salado, ácido y amargo. ¡Aguas! Agrega la arúgula cuando vayas a servir para que no se marchite en la cocción y te dé una textura crujiente.
Chuleta de cerdo ahumada, tocino y piña. Un escaloncito arriba de la hawaiiana tradicional. El toque de humo hace magia con el sabor dulce.
La clásica napolitana: tan fácil como mozzarella de la buena (vaca de búfalo), buena salsa, anchoas y hojitas de albahaca. No necesitas nada más.
De vegetales: Pimientos de colores, cebolla morada, brócoli, aceitunas… el repertorio es infinito.
Queso de cabra, jitomates cherry, albahaca. Si quieres agregar alguna proteína animal prueba con salami o lomo canadiense. Para llevarla al siguiente nivel pon los jitomates al final, ya para servirla.
¿En búsqueda del postre? Olvídate de todo lo anterior -menos de la masa- y agrega nutella, trozos de chocolate, plátanos y fresas. Puedes coronar con malvaviscos que se derretirán en el calor.
¡De nada!