Se dice que el café de olla surgió en la época de la Revolución Mexicana. ¡Así es! Una receta preparada por las Adelitas que preparaban el café con canela, piloncillo y algunas otras especias.
El café llegó a México desde el siglo XVIII, de acuerdo con algunos historiadores, y es originario de Etiopía. Desde entonces ha sido una bebida ampliamente valorada en el país.
Se le llama café de olla porque tradicionalmente se elaboraba en una olla de barro y ya listo se servía en un jarrito del mismo material.
Ahora no todos tenemos una olla de barro para prepararlo, y aunque sin duda es clásica, también nos puede servir alguna de peltre o del material que tengamos en casa.
Aunque parezca raro hay quien hace el café de olla con los granos enteros, pues encontrar un molino no es precisamente fácil.
Si tienes la oportunidad de elegir el tipo de molido para hacer el café de olla escoge de medio a grueso, similar al que se utiliza para una prensa francesa.
No es recomendable tener un molido demasiado fino, ya que puede quedar con un sabor muy fuerte, además de que será difícil colarlo.
Ahora sí, ¡anímate a prepararlo!
Como toda infusión, comienza por calentar el agua y agrega el piloncillo para irlo disolviendo.
Ahora añade el clavo, el anís y la canela. Espera a que el piloncillo se derrita completamente.
Por último agrega el café.
Retira del fuego a los 10 minutos y déjalo reposar.
Cuela y sirve.
Acompáñalo con un cocol o un marranito de piloncillo para chopear.