Quizá identifiques a la Fundación Tortilla de Maíz Mexicana por un tema: el rescate del maíz palomero. ¿No? Entonces tienes que saber que Rafael Mier, el fundador, y su equipo, han trabajado mucho para convencer a dueños de cines y cadenas comerciales que el maíz para hacer palomitas importa.
Y ese maíz palomero, ¿de dónde viene?
La producción mexicana de maíz palomero, según esta nota de 2016, era de 3 mil toneladas únicamente en Tamaulipas, mientras que el consumo anual promedio de este grano era de 30 mil a 40 mil toneladas.
Para satisfacer la demanda nacional se compran granos a productores industriales norteamericanos. Aquí es cuando vale la pena recordar que la producción de maíz en Estados Unidos es, casi en su totalidad, con granos genéticamente modificados o transgénicos.
Fundación Tortilla es una asociación civil sin fines de lucro que busca salvaguardar y promover el maíz y la tortilla como elementos clave para la cultura, la alimentación y el desarrollo rural del país.
La intención principal es generar, desde distintas esferas y con diversas acciones, una escuela para conservar y rescatar el maíz. Aunque no es una escuela como tal, las labores fundamentales son las mismas: sensibilizar, transmitir conocimientos, experiencias, dar herramientas e inspiración.
Rafael empezó con esta labor al notar en México la necesidad urgente de información y conocimientos para recuperar una buena alimentación.
Desde que se acuerda recibía llamadas de sus familiares y conocidos para responder a preguntas como ¿dónde sembrar guayabas?, ¿cuándo comer melón?, ¿cómo sembrar el árbol de naranja y dónde se compra?
En un primer momento, Rafael intentó divulgar los textos que escribía en los medios de comunicación tradicionales, pero no obtuvo buenos resultados ni puertas abiertas. En ese inter le llegó el gran tema: el maíz.
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Después de intentar conseguir semillas de maíz azul para sembrar en su huerta y de un cumpleaños en el que se dio cuenta de que nadie conocía realmente lo que era una buena tortilla de maíz, Rafael abrió un grupo en Facebook llamado Tortilla de Maíz Mexicana con un objetivo: evitar la pérdida de este alimento.
Así empezó a escribir sobre maíz, tortilla y otros contenidos para educar y mostrar nuevas formas de preparar alimentos, de valorar y elegir la diversidad.
Un día, Rafael quiso sembrar maíz palomero pero no lo encontró por ningún lado.
Esta limitante hizo que acudiera a los bancos de semilla del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y del Trigo (CYMIIT), donde le otorgaron 27 tipos de maíz palomero.
Rafael sembró todo e hizo una interesante y rica presentación en noviembre de 2016, en la que compartió su experiencia con ejemplos vivos de las variedades cosechadas.
De este logro derivó un ejercicio de crowdfunding para recolectar dinero y salir a buscar “guardianes del maíz palomero” al campo mexicano.
El dinero obtenido en la campaña sirvió para llevar a cabo la expedición y localizar a productores reales de este grano.
Este proyecto busca trabajar con productores reales y no únicamente con semillas congeladas y almacenadas en bancos.
El primer año encontraron unos 15 guardianes y para este año ya son como 40 o 50.
Con estos productores se busca conformar una Red de Guardianes de Maíz Palomero.
La labor es sensibilizarlos sobre la importancia de este trabajo, sin imponerles la idea de que DEBEN conservar esta semilla.
Es importante transmitirles el valor de lo que hacen, ya que cultivan un maíz muy especial y muy antiguo.
El proyecto de Rafael Mier ha recibido apoyo de Fundación Cinépolis para dar cursos a los “guardianes del maíz palomero”.
Otro objetivo actual es recuperar la pureza del maíz palomero, dice Rafael. Hay que depurar, seleccionar y limpiar la semilla para que las personas empiecen a comprarlo y a realmente utilizarlo para preparar sus palomitas.
Paralelamente quieren registrar las variedades, lo cual es un arduo proceso de dos años para tomar datos técnicos de más de 60 características.
Esto otorgaría derecho a las comunidades mazahuas y otomíes de conservar y cultivar sus propias semillas.
Uno de los objetivos más ambiciosos de esta fundación es construir y lograr un Plan Nacional para la Recuperación del Maíz Palomero Mexicano, que necesita la articulación de la industria, el gobierno, los productores y la sociedad civil.
Por ejemplo, sí es un interés de la industria cinematográfica en México el consumir maíz palomero mexicano en vez de importarlo.
Sin embargo, para lograr esto se tendría que hacer un trabajo para crear variedades más híbridas y desarrolladas que sirvan a fines comerciales.
Las ahora disponibles -las que Fundación Tortilla promueve- vienen de un camino de conservación y son de maíces muy criollos y nativos.
El mercado al cual va dirigida esta producción es aquel que valora este tipo de alimentos y las actividades productivas tradicionales cargadas de valor histórico y nutrición.
Rafael explica que habría que echar a andar otro camino, el del mejoramiento y desarrollo de semillas con fines comerciales e industriales, los que deberían estar dentro del marco de un Plan Nacional.
Si cambiamos nuestra alimentación modificaremos la demanda de productos; si consumimos nacional y nutritivo, México tendría que producir nacional y nutritivo.
Consumamos conscientes de lo que queremos generar en el mundo y en nuestro cuerpo.