Decidir qué vino va con tu comida –o qué comida va con tu vino, porque también lo puedes ver de esta manera- no tiene que ser una pesadilla, ¡al contrario!, puede ser muy divertido.
Lo único que necesitas es… ¡tu nariz!
Cuando vas a un restaurante es común que el sommelier te ayude a elegir qué vino le va mejor a los platos que acabas de pedir, pero cuando decides cocinar en casa y comprarte un vinito para acompañar lo que preparaste es cuando claudicas y terminas por escoger la cerveza o cualquiera que sea tu bebida de confianza (¡esperamos que no sea refresco!).
Primero hay que entender que al acto de elegir qué vino queda bien con la comida se le llama maridar, y para hacerlo necesitas todos tus sentidos, pero especialmente el olfato.
Un vino puede despedir aromas a frutas, cítricos, flores, madera, chocolate, vainilla… Para empezar a reconocerlos, lo primero es servir el vino en tu copa, mirarlo para observar sus colores y después “meter la nariz” en ella para distinguir a qué huele. Después agita la copa unos segundos y vuelve a meter la nariz en ella para identificar más aromas.
El fundador de Vinicultura, Jesús Diez, lo explica así: “si tu vino huele muy cítrico quiere decir que es un vino muy jovencito y no lleva barrica. Si huele a frutos secos tiene un poquito más de proceso, pero si huele a vainilla es que tiene barrica. Entonces tenemos tres tipos de vino: los que no tienen barrica, los que tienen poquita y los que tienen mucha barrica, y los tres los comemos con cosas diferentes”.
Jesús Diez dice que “cuando encuentro un carácter aromático en un vino y encuentro el mismo carácter en la comida, ¡pum!, ya ligó”, es decir, ¡marida bien!
“Siempre que se unen aromas, funciona, el chiste es reconocerlos”.
Un ejemplo. Si descubres que tu vino blanco huele mucho a cítricos, le irá muy bien algún alimento con notas cítricas, un aguachile. O al revés. Si vas a comer aguachile, busca un vinito que tenga notas cítricas para que hagan click perfecto, ¡no hay falla!
Pero, un momento, ¿cómo saber si un vino tendrá notas cítricas si nunca lo has probado? Generalmente los vinos con aromas cítricos son vinos jóvenes y sin barrica, así que revisa las etiquetas en las botellas y listo.
Ahora, si tu vino es tinto, huélelo y fíjate en los colores. Si tiende al rojo vivo es que tiene mucha presencia de fruta y si más bien al anaranjado, es un vino viejito con mayor presencia de cueros (sí, algunos vinos huelen como a animalitos).
“Si el vino tiene mucha presencia de cuero, seguramente te lo querrás comer con una carne muy hecha, como una barbacoa, un cabrito… Y si el vino es muy frutal, joven, seguramente irá muy bien con una carne más roja, más en término medio, con un poquito de sangre aún”, dice Jesús Diez.
La cosa es oler el vino y pensar qué aromas tiene, reconocerlos y pensar en qué comida puede tener esos mismos aromas y sabores. No lo sientas como una presión, hazlo como algo divertido.
“Tonto es el que no se divierte con el vino, ¿eh?” No lo decimos nosotros, lo dice Jesús Diez y sí, tiene razón.