Cuando se habla de los avances que han conseguido las mujeres mexicanas en materia de equidad de género, regularmente se piensa en cuestiones relacionadas con oportunidades laborales, estudios académicos, balance de vida, entre otros. Sin embargo, existen otros ámbitos, como el del vino, en donde suele pensarse que se trata de un asunto de hombres, a pesar de la relevancia y protagonismo que en los últimos años han tenido las mujeres.
Cada vez más, las mujeres toman un papel más relevante en el mundo vitivinícola, quienes participan como enólogas, sommeliers, comercializadoras, bodegueras, promotoras y dueñas de algunas de las etiquetas más importantes de México.
Una de estas mujeres es Valentina Ortiz Monasterio, la directora de Nación de Vinos (NDV), quien, en el marco del Día Internacional de la Mujer, nos compartió los cinco mitos que es romper en el mundo del vino en cuestión de género:
Esta frase representa un estereotipo que no tiene nada que ver con la realidad. Una encuesta realizada por NDV entre mujeres, confirmó que el 47% de ellas prefieren los tintos, seguidos por los blancos (31%), espumosos (13%) y rosados (9%).
Falso. Se estima que en 2025 las mujeres mexicanas serán las principales consumidoras de vino en el país. Tan sólo en los últimos años las mujeres han incrementado la participación en el mercado en 5%, por lo que hoy se encuentra dividido en 58% hombres y 42% mujeres.
Que cada vez contemos con un mayor número de mujeres enólogas y productoras no sólo tiene que ver con un tema de gusto o preparación, sino también físico y biológico. Algunas investigaciones de reconocidas universidades europeas confirman que, como género, las mujeres tienen una mayor capacidad olfativa y gustativa, que favorece su talento para la cata y la creación de grandes vinos.
Los meseros siguen pensando que el único que conoce de vinos es el hombre y a ellos se dirigen para la elección del vino. Lo cierto es que las mujeres saben cada vez más de variedades, uvas y bodegas y sería apropiado que los restaurantes no den por sentado que quien debe escoger el vino son ellos.
Las mujeres mexicanas no sólo toman vino, sino que forman parte de una industria en crecimiento en la que ocupan distintas posiciones de liderazgo. Para ejemplo: