América Latina, tenemos un problema: desde el año 2000, el consumo de alimentos procesados va en aumento en la región. ¿Lo peor? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el incremento del consumo se correlaciona fuertemente con el aumento de peso, lo que indica que estos productos son un importante motor en el crecimiento de las tasas de sobrepeso y obesidad en esta zona”.
Un informe de la OMS, publicado en 2015, revela que el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados está vinculado “fuertemente” con el aumento de peso en los 13 países de América Latina estudiados (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).
La relación es muy directa. En los países en que las ventas de estos productos fueron mayores –incluyendo México y Chile-, la población tuvo una media de masa corporal mayor, y donde las ventas de estos productos fueron menores y las dietas tradicionales prevalecieron –como en Bolivia y Perú-, la media de la masa corporal fue menor.
¿Por qué tanta resistencia hacia los alimentos procesados? El asesor sobre Nutrición y Actividad Física de la OMS, Enrique Jacoby, lo explica de manera sencilla: los productos procesados y ultraprocesados “no están diseñados para satisfacer las necesidades nutricionales de las personas. Están diseñados para que se conserven por mucho tiempo en los estantes y generan deseos incontrolados de consumo (…) Son casi adictivos y eso lleva a aumentar el sobrepeso y la obesidad, al tiempo que sustituyen los alimentos frescos, que son la base de una dieta natural rica en nutrientes”.
Lo sabemos. Es complicado deshacerse por completo de los alimentos procesados, así que nuestra recomendación es que controles las porciones que consumes. Dicen por ahí que “el problema del veneno es la cantidad”, así que la recomendación es que consumas 80% de alimentos naturales y solo 20% de procesados.
A continuación te compartimos una lista de los alimentos más procesados que seguramente ya tienen un lugar en tu alacena:
La OMS clasifica como procesada a la carne salada, curada, fermentada, ahumada y sometida a otros procesos para mejorar su sabor y contribuir a su conservación. Sí, entre ellas los hot dogs alemanes, el jamón, las salchichas, la carne seca, enlatada y en conserva. En 2015, la OMS reveló que el consumo de carne procesada está asociado al desarrollo de cáncer en el área colorrectal, en el páncreas y la próstata.
Los edulcorantes artificiales son sustitutos del azúcar, es decir, son sustancias que se utilizan en lugar de la sacarosa -azúcar de mesa- para endulzar alimentos y bebidas. Debido a que los edulcorantes artificiales -como la sacarina, aspartame, sucralosa y neotame– son mucho más dulces que el azúcar de mesa, se necesitan menores cantidades para crear el mismo nivel de dulzor.
Sin embargo, SÍ hay un problema con el consumo de edulcorantes. La gente los consume para ingerir menos azúcar (energía) en su café, en sus postres o en cualquier otro alimento, ¿cierto? Hay un pequeño problema: después de consumir estos sobres de diminutas y dulces partículas, el azúcar que “te ahorraste” será directamente proporcional al nivel de apetito que tendrás después, paulatinamente. En pocas palabras, terminarás comiendo más por intentar restringir tu consumo de azúcar con edulcorantes, según el dietista-nutricionista español Aitor Sánchez García.
Te sugerimos cambiar a suplementos como la Stevia o el Monk Fruit, un sustituto que utilizan los monjes budistas desde hace varios años.
Las papitas tienen un componente llamado glutamato monosódico. Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y experta en seguridad alimentaria, explica que el glutamato no produce una adicción como tal, pero sí provoca que se nos antoje comer más cantidad de los alimentos que lo contienen porque tienen mejor sabor.
El problema es que regularmente estos productos ultraindustrializados son altamente energéticos, altos en grasa y azúcares añadidos, además de que la cantidad de sodio está por los cielos (el E-621, como también se le llama al glutamato monosódico, contiene un 30% de sodio, el cual está relacionado con enfermedades cardiovasculares si se consume en exceso).
Podemos decir que los productos que contienen GMS no son adictivos per sé, pero la realidad es que tampoco brillan por sus cualidades nutritivas, por lo tanto, su consumo debe ser mínimo.
Los refrescos contienen CERO nutrientes, son puras “calorías vacías”, como se conoce popularmente. Este tipo de bebidas tienen azúcares añadidos, es decir, aquellos que son agregados en fórmulas industriales para dar cierto sabor o consistencia.
Los carbohidratos se clasifican de acuerdo a su estructura química, pero para entender esto de forma sencilla, podemos clasificarlos con base en la rapidez que tienen para entrar al torrente sanguíneo. Un carbohidrato en su forma más simple (un refresco, por ejemplo) entra veloz y en gran cantidad, y por lo tanto los niveles de glucosa en nuestra sangre se elevan.
La insulina, tratando de regular el estado de hiperglucemia, almacena este exceso de glucosa como “reserva de energía”, convirtiéndose así en tejido graso (lo cual explica en parte el aumento de peso). Si el consumo de este refresco se convierte en un hábito, este rushconstante de glucosa puede deteriorar el funcionamiento correcto de la insulina y sumado a otros factores de riesgo, ocasionar diabetes tipo 2.
Los cereales de caja para el desayuno pueden aportar de 450 hasta 600 miligramos de sodio por cada 100 gramos, cantidad que en otros países se limita a 230 miligramos en los mismos 100 gramos.
Vale la pena recordar que el sodio contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovascularesy la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha demostrado que actualmente el principal factor que incrementa el sodio en la dieta no es la sal de mesa que agregamos a los alimentos (y por lo tanto podemos moderar), sino aquel que se encuentra en los productos ultraprocesados, cuyo contenido no podemos controlar ni cambiar.