Después de un evento muy estresante tu sistema digestivo sufre. Tienes náuseas, inflamación abdominal, diarrea o, por el contrario, estreñimiento, y estás inapetente. Algo anda mal y lo sabes.
¿Qué sucede en tu cuerpo? Harvard lo explica de manera muy sencilla: las funciones vitales –como la respiración, los latidos del corazón, la presión sanguínea y la temperatura corporal- son reguladas a través del sistema nervioso autónomo. Este complejo sistema de nervios se extiende desde el cerebro hasta los órganos y se divide en dos.
El sistema nervioso simpático es el que desencadena la respuesta de alerta, “o corres o peleas”, mientras que el sistema nervioso parasimpático es el que calma el cuerpo después del peligro. Ambos sistemas interactúan con uno, menos conocido, el sistema nervioso entérico, que ayuda a regular la digestión.
Cuando una persona se estresa al grado de que la respuesta de “pelea o corre” se activa, la digestión se hace más lenta o incluso se detiene para que el cuerpo pueda utilizar esa energía en enfrentar la amenaza, por lo que puedes sentir dolor abdominal y otros síntomas relacionados con desórdenes gastrointestinales.
Lo malo es que también funciona a la inversa: los problemas gastrointestinales persistentes también pueden provocar o aumentar los síntomas de ansiedad y estrés, por lo que fácilmente puedes caer en un círculo vicioso.
Te compartimos una lista de alimentos que te ayudarán a sentirte mejor en estos días de estrés y ansiedad. Sin embargo, nada como acudir al médico si los malestares persisten.
Entre ellos, el arroz, la avena, las espinacas, el kiwi, las naranjas, la ciruela pasa y el yogurt.
Por el contrario, ¿te dio por comer mucho y mal? Retoma el buen camino a través del consumo de atún, trucha salmonada, sardinas, chocolate oscuro, semillas de lino o de calabaza y huevos.
Una dieta balanceada, tomar agua suficiente y limitar el consumo de alcohol y cafeína son consideraciones que pueden ayudarte a aliviar la ansiedad. Busca alimentos ricos en magnesio, en zinc, en ácidos grasos omega-3, probióticos, vitamina B y espárragos.