Nos perturba la idea de comer fresas del tamaño de manzanas, sandías en forma de cubos, jitomates insípidos, ganado corpulento por tanta inyección de hormonas y demás alimentos modificados. Hoy, la tendencia alimentaria está a nuestro favor con la propuesta de mercados locales que ofrecen productos orgánicos y no transgénicos.
Pero, ¿qué significa eso de transgénico?
Un transgénico es un organismo al que se le inserta material genético de especies distintas a la que pertenece mediante técnicas de ingeniería genética.
La existencia de productos transgénicos genera una guerra de opiniones encontradas, aunque aún no está definido si consumirlos es bueno o malo para la salud y el medio ambiente, es decir, todavía no existe evidencia científica de que los transgénicos son negativos para la salud humana; incluso, algunos investigadores están convencidos de que los organismos alterados en realidad pueden proporcionar una fuente sustentable de alimentos en el mundo.
Las razones principales para desarrollar ingeniería genética es lograr que los organismos tengan nuevas características y propiedades para generar resistencia a virus y enfermedades, tolerancia a herbicidas, adaptación a ambientes extremos y crecimiento más rápido para mayor producción.
Tanto consumidores y activistas han luchado a favor de la eliminación de este procedimiento. Sus argumentos son la afectación de la diversidad de cultivos silvestres y el coctel de químicos potencialmente riesgosos para la sociedad.
Según la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), es importante evaluar el riesgo de todos los alimentos transgénicos, ya que unos sí pueden resultar dañinos. Uno de los ejemplos que ofrece este organismo mexicano es el de la soya: “la intención de los fitomejoradores es elevar la calidad nutritiva de este cultivo aumentando el nutriente albúmina 2S. Este nutriente producido en la soya ocasionó reacciones alérgicas muy fuertes y está demostrado que es uno de los factores principales de la alergenicidad de la nuez de Brasil”.
Sin embargo, por otra parte, investigadores como Francisco Bolívar Zapata de la UNAM ya lo han dicho: “En en 20 años los cultivos transgénicos no han reportado efectos nocivos”. Así, no podemos generalizar que los alimentos transgénicos son una amenaza.
En 2050 seremos 9 mil millones de personas y los transgénicos podrían ser una tecnología a nuestro favor para la seguridad alimentaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su reporte Cómo alimentar al mundo en 2050.
Sin embargo, es necesario impulsar legislaciones que se comprometan con la correcta información en los etiquetados de productos transgénicos, que brinden seguridad alimentaria a los consumidores y control en la producción para garantizar la seguridad de cultivos y estabilidad del medio ambiente.