El mundo de los helados vive su propia revolución. Primero fueron los helados de yogurt, que invadieron algunas ciudades de México, luego llegaron los helados mezclados con licor —no aptos para menores de edad—, hasta la aparición de lugares donde hacen helados al instante con nitrógeno humeante… Sin embargo, la tradición siempre estará de moda, no sólo porque amamos la típica ‘nieve de garrafa‘ mexicana, sino porque en nuestros corazones siempre añoramos el gelato italiano.
Viajar al viejo continente no es nada fácil, por eso el famoso gelato italiano —uno muy especial en forma de rosa— ha llegado a México.
En Amorino te conviertes en un catador de helados: 32 sabores, desde Italia, a Brasil, pasando por la India y hasta llegar a Madagascar.
Y tal parece que las bolas también son cosa del pasado, por lo menos de este lado del mundo, pues este gelato se sirve en forma de rosa. Sí, puedes ser goloso y cursi a la vez. El número de pétalos depende de tu nivel de antojo y puede ir de los nueve a los 32, por si eres tan glotón como para probar todos los sabores de esta heladería.
Foto cortesía de Amorino México.
Aquí las opciones son tan variadas como tu imaginación te lo permita. Felipe Díaz Jiménez, gerente de Amorino México explica cómo se deben servir esta flores congeladas: “Los (sabores) que tiene una textura más dura y densa se colocan en el centro para hacer la forma del capullo de flor, mientras que los más suaves van alrededor”.
Todo lo que hay alrededor de la rosa escurre corazones, y es que no es coincidencia que amorino en italiano significa “cupido“. Cristiano Sereni y Paolo Benassi son los creadores de este empalagoso concepto; ambos amigos desde la infancia soñaban con llevar a todo el mundo el verdadero gelato italiano, por eso en 2002 abrieron su primera sucursal en medio del Río Sena, en la Île Saint-Louis (Isla de San Luis) en París.
El éxito de la formula —gelato italiano en forma de rosas— impulsó a Christopher Roldan a querer abrir una franquicia en México. “Soy un fan del helado desde niño. Recuerdo que, en mis cumpleaños en lugar de pastel, siempre pedía un helado. Entonces, en 2007, cuando viajé a Francia, y descubrí este gelato tan maravilloso, se me ocurrió convertir mi sueño en mi negocio, pues además coincidió que regresaba a México tras vivir varios años en Alemania”, recuerda el director general y socio fundador de Amorino México.
El siguiente reto de Christopher fue pensar dónde podría funcionar su negocio, así que Playa del Carmen, en la Riviera Maya, fue el destino donde Amorino abrió sus puertas en febrero pasado.
“Es un destino muy importante a nivel mundial y nacional, así que la gente de todo México puede conocer este concepto… y la mejor forma de darse a conocer es a través de las recomendaciones boca en boca”, comenta.
La treintena de sabores de esta heladería se eligen anualmente mediante un proceso de degustación de entre 150 y 200 productos internacionales. Y aunque hay 24 sabores fijos (en todas las tiendas de la cadena), el resto cambia dependiendo de la temporada, así que estamos ansiosos de un gelato de tuna, muy a la mexicana.