La cocina sencilla pero llena de sabor es, quizá, la más difícil de lograr. Lo primordial es que los productos e ingredientes se luzcan por su calidad y frescura, más allá del adorno y la belleza de un emplatado perfecto.
Así le gusta cocinar al chef Luis Adrián Martínez al frente de los fogones en Mia Domenicca, un restaurante de cocina mediterránea que conquista la colonia Roma justamente por la sencillez y el gran sabor de sus platos.
Este acogedor restaurante es el sueño del chef y empresario Diego Patrón, que desde hace cinco años lo imaginó como un lugar de cocina mediterránea y de personalidad femenina. En su cocina y sus mesas, Diego Patrón y Lucho Martínez idean el menú.
La carta es muy corta, apenas una hoja con entradas, sopas, ensaladas, platos fuertes y postres, con una clara y sencilla explicación de los ingredientes que conforman los platillos, lo cual se agradece.
Diego y Lucho cambiarán el menú cada cuatro meses, pero mantendrán los platos más socorridos por los comensales, aunque siempre modificando guarniciones, emplatados y otros detalles de acuerdo con la temporada. Lucho dice que necesita el cambio, si no, se aburre. Y nada peor para un comensal que un cocinero aburrido y desmotivado.
Entre los platos que permanecerán está la maravillosa seta rosa de cultivo, la cual se glasea con mantequilla, se hornea y se acompaña con un juguito de hongos rostizados que Lucho y su equipo preparan durante tres días. Las setas provienen de un pequeño huerto localizado a unas cuadras del restaurante; más fresco, ¡imposible! “El plato es muy sencillo, casi no tiene nada”, dice Lucho. “A mí me gusta cocinar así”.
Otro plato consentido de Lucho, precisamente por su sencillez, es la ensalada de jitomates, que lleva un poquito de vinagreta de aceite, jerez, pistache e hinojo, y la pesca del día acompañada con un puré de berenjena y un caldo que se hace con las costras del queso parmesano, mantequilla, vino blanco y limón, una combinación elegante y exquisita.
Las dos sopas del menú son fabulosas, ¡no las ignoren! Una es de poro y papa con provolone, manzana y prosciutto, y la otra es de hongos con queso brie. Difícil elegir nuestra favorita.
Lucho sugiere que si vienen dos o más personas pidan para compartir y prueben un poco de todo. Las porciones son medianas, así que con una sopa cada quién, una ensalada, un par de entradas al centro y dos platos fuertes para compartir, tendrán una velada fantástica.
Uno de los platos consentidos de los comensales –y nuestro, sin duda- es el short rib braseado acompañado de un puré de papa, una mezcla de hongos y zanahorias baby. La cocción de la carne es perfecta, suave y el braseado la envuelve cálidamente.
Otras excelentes opciones son las pastas –cada fin de semana hay una especial-, el cordero al horno, el lomo de cerdo, el lomito de res y siempre la pesca del día. Recuerda, aunque el plato fuerte sea el mismo, seguramente las guarniciones serán distintas.
La sobremesa nunca está completa sin un buen postre. En Mia Domenicca puedes escoger entre creme brulee con café y cítricos, panacotta de lavanda y un cremoso de chocolate con higos caramelizados.
Nada mejor que comer con una buena copa de vino. La carta de estas bebidas es pequeña, pero bien escogida. Hay blancos españoles, portugueses, italianos, franceses y mexicanos; tres rosados y champaña. Y cuando anochece, se antojan los originales cocteles de la casa.
Estamos de acuerdo con Lucho. “A fin de cuentas la labor de un cocinero es cocinar rico y no bonito, eso viene después”.
Dirección: Durango 279, colonia Roma Norte.
Twitter: @MiaDomenicca
Facebook: facebook.com/miadomenicca