Un investigador de la Universidad de California descubrió documentos que prueban que en los años 60 la industria azucarera pagó a científicos para minimizar el vínculo entre el azúcar y las enfermedades cardiacas y resaltar la culpabilidad de las grasas saturadas en dichos padecimientos.
Según los documentos publicados en la revista especializada JAMA Internal Medicine, y descubiertos por el profesor de medicina Stanton Glantz, la hoy Asociación Azucarera –conocida anteriormente como Sugar Research Foundation- pagó 50 mil dólares a tres investigadores de Harvard para que publicaran una revisión de estudios sobre el azúcar y su relación con las enfermedades cardiacas. Los científicos escogieron cuidadosamente los documentos para minimizar el vínculo entre el azúcar y el corazón y exagerar el de las grasas saturadas.
El diario The New York Times reporta que en esa época, los estudios científicos comenzaron a señalar una relación estrecha entre las dietas altas en azúcares y los elevados niveles de enfermedades cardiacas en Estados Unidos.
Estas revelaciones son importantes porque el debate sobre los daños relacionados con el azúcar y las grasas saturadas aún continúan.
En 2015, el mismo diario neoyorquino reveló que Coca Cola pagó millones de dólares a investigadores que buscaban minimizar la relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad. En junio de este año, la agencia Associated Press informó que fabricantes de dulces financiaban estudios que aseguraban que los menores que comían dulces tendían a pesar menos que aquellos que no lo hacían.
Hace un par de años, la azucarera británica AB Sugar lanzó una campaña llamada “Making sense of sugar” (Encontrando el sentido al azúcar) como respuesta al “ataque de los medios de comunicación” a esta industria y para mejorar la comprensión de su producto.
Ésta es la campaña:
Sin duda, existe una grave y creciente preocupación por los niveles de consumo de este aditivo. Un ejemplo de ello es el nuevo objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda que los azúcares añadidos y algunos naturales representen no más del 5% del consumo de energía –es decir, 25 gramos diarios- , en comparación del 10% recomendado anteriormente.
Pero ¿qué son los azúcares añadidos? La licenciada en Nutrición, Ana Larrañaga, lo explica de manera sencilla en un artículo publicado en Animal Gourmet: En los alimentos encontramos azúcares de diferentes fuentes. Una es la forma natural, como en el caso de las frutas, que sin intervención humana poseen fructosa junto con otros hidratos de carbono complejos como fibra. La otra es de forma añadida, es decir, aquellos que son agregados en fórmulas industriales para dar cierto sabor o consistencia. Estas últimas, por lo general, se encuentran en grandes cantidades en la mayoría de los alimentos y bebidas procesadas y no cumplen con ninguna función nutricional importante.