¿Recuerdas las copas de cristal cortado o las que tienen un cintillo dorado? Déjame decirte que están fuera de moda. Ahora existe toda una línea de copas para vinos tintos, blancos y espumosos, incluso para cada cepa de uva: Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot, etcétera.
No te compliques si quieres empezar a hacer tu colección, te damos algunos tips para que sepas cuáles son las indispensables y cómo cuidarlas.
“Antes se usaban cráneos, conchas, incluso semillas de cacao para servir vino. Después, los materiales fueron tan variados como la arcilla, el cobre e incluso, el oro. Pero es hasta Italia con los servidores de vino que se empiezan a hacer de vidrio para después agregarle óxido de plomo y así es como nacen las copas de cristal”, comenta el sommelier Rodrigo García.
En la actualidad existen diversos tipos que varían en tamaño, forma, material y color. Si quieres disfrutar un vino de forma adecuada García te da algunos consejos para que no te vayas con la primera que te ofrezcan.
Cristal vs. vidrio. Si de verdad quieres apreciar las cualidades organolépticas de un vino, lo mejor será que elijas copas de cristal, debido a que este material tiene poros pequeños que ayudan a romper las moléculas de vino, lo que permite apreciar mejor sus aromas.
Ahora bien, es importante que utilices una copa diferente para cada tipo de vino: tinto, blanco y espumoso.
“La copa de vino blanco debe de tener un vástago o pie un poco más largo para no trasmitir nuestro calor corporal a la copa. La parte del tulipán o flor no debe ser muy grande porque los aromas frutales son sencillos, si es muy grande se pierden al momento. Al contrario de las de tinto que deben ser más abiertas, para que choquen los aromas en el borde y lleguen a nuestra nariz”.
“Otro motivo es porque al momento que tú la llevas a tu boca, el vino tinto va a llegar a la lengua y los cachetes, eso te va a ayudar a apreciarlo mejor”, comenta el sommelier.
En el caso de la copa para espumosos, vale la pena invertir un poco más y optar por la que tengan el famoso “nido de la burbuja”: una pequeña hendidura que se hace por dentro con un rayo láser en la base del tulipán, aconseja Rodrigo. Esta fisura permitirá que se forme el famoso “rosario” (una línea continua de burbujas que llega hasta el borde formando una corona). La abertura es pequeña porque no tienes que oxigenar el vino.
La casa austriaca de cristalería Riedel hizo estudios para conocer cuáles son los aromas principales de cada uva y en qué área de la lengua se perciben, por ello crearon una serie especial de copas para cada cepa. Esta línea es para gente especializada en el tema y verdaderos amantes del vino, explica Rodrigo.