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Conviértete en el as de copas

Por Mariana Toledano

¿Recuerdas las copas de cristal cortado o las que tienen un cintillo dorado? Déjame decirte que están fuera de moda. Ahora existe toda una línea de copas para vinos tintos, blancos y espumosos, incluso para cada cepa de uva: Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot, etcétera.

No te compliques si quieres empezar a hacer tu colección, te damos algunos tips para que sepas cuáles son las indispensables y cómo cuidarlas.

“Antes se usaban cráneos, conchas, incluso semillas de cacao para servir vino. Después, los materiales fueron tan variados como la arcilla, el cobre e incluso, el oro. Pero es hasta Italia con los servidores de vino que se empiezan a hacer de vidrio para después agregarle óxido de plomo y así es como nacen las copas de cristal”, comenta el sommelier Rodrigo García.

En la actualidad existen diversos tipos que varían en tamaño, forma, material y color. Si quieres disfrutar un vino de forma adecuada García te da algunos consejos para que no te vayas con la primera que te ofrezcan.

Cristal vs. vidrio. Si de verdad quieres apreciar las cualidades organolépticas de un vino, lo mejor será que elijas copas de cristal, debido a que este material tiene poros pequeños que ayudan a romper las moléculas de vino, lo que permite apreciar mejor sus aromas.

Ahora bien, es importante que utilices una copa diferente para cada tipo de vino: tinto, blanco y espumoso.

“La copa de vino blanco debe de tener un vástago o pie un poco más largo para no trasmitir nuestro calor corporal a la copa. La parte del tulipán o flor no debe ser muy grande porque los aromas frutales son sencillos, si es muy grande se pierden al momento. Al contrario de las de tinto que deben ser más abiertas, para que choquen los aromas en el borde y lleguen a nuestra nariz”.

“Otro motivo es porque al momento que tú la llevas a tu boca, el vino tinto va a llegar a la lengua y los cachetes, eso te va a ayudar a apreciarlo mejor”, comenta el sommelier.

En el caso de la copa para espumosos, vale la pena invertir un poco más y optar por la que tengan el famoso “nido de la burbuja”: una pequeña hendidura que se hace por dentro con un rayo láser en la base del tulipán, aconseja Rodrigo. Esta fisura permitirá que se forme el famoso “rosario” (una línea continua de burbujas que llega hasta el borde formando una corona). La abertura es pequeña porque no tienes que oxigenar el vino.

tipos de copa

Lo ideal es elegir el tipo de copa de acuerdo con el vino. // Foto: Creative Commons

La casa austriaca de cristalería Riedel hizo estudios para conocer cuáles son los aromas principales de cada uva y en qué área de la lengua se perciben, por ello crearon una serie especial de copas para cada cepa. Esta línea es para gente especializada en el tema y verdaderos amantes del vino, explica Rodrigo.

Tips de compra

  • Si tu objetivo solo es consumir el vino en un recipiente que no sea un vaso de plástico, lo mejor serán las de vidrio porque son más económicas y resistentes a los golpes.
  • Evita adquirir copas con formas exuberantes, son más prácticas y elegantes las que tienen la forma de tulipán.
  • Las copas de colores no permitirán apreciar las tonalidades del vino y las negras solo se usan para cata a ciegas, así que no valen la pena si tu objetivo no es catar.
  • Adquiere las básicas para vino blanco, tinto y espumoso.
  • El tamaño sí importa. Prefiere las de capacidad estándar de 350 mililitros.

Limpieza

  • Usa limpiadores especiales o si no cuentas con ellos, utiliza un poco de jabón. Procura que no sea muy abrasivo porque puede ir limando poco a poco el cristal por dentro, lo que hará que las micro aberturas se llenen de alimento.
  • Si tienen manchas de lápiz labial frota ligeramente hasta que desaparezcan.
  • Límpialas con paños hechos de microfibra o microfibra y algodón, para que no dejan pelusas. Ten en cuenta que el trapo y la esponja para copas es solo para ellas, no debes usarlos para higienizar cubertería o platos porque podrías estar trasmitiendo olores o restos de comida.
  • Sécalas al momento para que no queden gotas. A veces el agua tiene muchos minerales por lo que quedan blanquizcas.
  • Una vez que estén secas, guárdalas en un estante especial o déjalas colgadas. Evita meterlas en muebles de madera vieja porque podrían impregnarse con olores a humedad o polvo.
  • Si no se tiene un anaquel especial, es mejor guardarlas en su empaque original.