Eat Offbeat es un negocio de comida a domicilio en el que los chefs son refugiados que cocinan recetas tradicionales de sus respectivos países.
Tanto la variedad como la calidad de la mantequilla de cacahuete le había impresionado. Con lo que Manal Kahi no había logrado dar desde su llegada a Nueva York era con una receta de hummus que realmente la entusiasmara. Seguro que en la ciudad vivían miles de libaneses, como ella, o sirios, como su abuela, capaces de cocinar un hummus tan delicioso como el que preparaba esta última. Probablemente pocos fueran cocineros profesionales. La mayoría ni siquiera tendría trabajo… ¿Por qué, entonces, desaprovechar el saber culinario de toda esa gente?
Mientras seguía dándole vueltas a la idea de localizar a esos potenciales cocineros entre los miles de refugiados que residen en Nueva York, Manal comenzó a cocinar su propia receta de hummus. Las buenas críticas arreciaron entre familiares y amigos. Wissam, su hermano, estaba entre sus principales fans. Más de una vez, incluso, la animó a que vendiera sus platos, tal y como revela en FastCompany. Quizás por eso, fue al primero al que recurrió Manal cuando decidió poner en marcha Eat Offbeat, un servicio de comida internacional a domicilio preparada por refugiados en Nueva York.
Con su nuevo negocio, los hermanos Kahi sabían que podían echar una mano a muchos de los refugiados sirios llegados a Nueva York. Además, los neoyorquinos podrían saborear auténticos platos de la gastronomía tradicional del país. «De alguna forma, se trataba de cambiar la imagen que pesa sobre los refugiados. Que los norteamericanos así como el resto de la sociedad occidental dejen de verlos como una carga», explicaba Manal en The Guardian. El principal requisito para los chefs de Eat Offbeat, según recoge el diario británico, es disfrutar de la cocina y tener experiencia para cocinar para grupos o para la familia.
Pero aunque Manal y Wissam adoran el hummus hasta el punto de ser capaz de comerlo todos los días sin hartarse, como reconocen en su web, eran conscientes de que por el mundo hay muchísimas más recetas por descubrir y compartir con los neoyorquinos. Fue ahí donde entra en liza el chef Juan Suarez de Lezo, quién, en palabras de Manal Kahi, «dejó sus cocinas nivel estrella Michelín para formar parte de un proyecto más modesto pero mucho más emocionante».
Junto a él, los hermanos Kahi comenzaron a reclutar nuevos talentos de la cocina, como Nidaa Al Janabi, procedente de Irak donde trabajaba como diseñadora gráfica, aunque su pasión por la gastronomía, dice, comenzó con apenas seis años. Pese a su traumática salida de su país y la separación de su familia, Janabi ha encontrado en Eat Offbeat una vía para integrarse en su país de acogida. Sus nociones de inglés son básicas por lo que su contratación por una firma local sería prácticamente imposible. En el negocio de Manal y Wissam, en cambio, no solo puede compaginar sus estudios de inglés, sino que de la mano del chef Juan aprende técnicas culinarias, así como conceptos básicos sobre higiene y manipulación de alimentos «que luego pueden servirles en otros trabajos o incluso para montar sus propios negocios».
La chef Rachana Rimal, de Nepal, y Mistlal Tedla, de Eritrea, completan la nómina de este cosmopolita negocio de comida a domicilio. Gracias a ellas, el menú de Eat Offbeat ha incorporado recetas tradicionales de ambos países como los momos nepalíes que prepara Rachana, o los oroog de Nidaa, o el adas de Nitslal.