En México nos decimos cerveceros, pero para poder presumirlo mejor —y también disfrutar más de cualquier cerveza — deberíamos saber de qué están hechas, así que aquí te decimos cuáles son los cuatro ingredientes principales y cuál es la importancia de cada uno.
Agua
Parece algo obvio, pero más del 90% de una cerveza es agua y por eso es tan importante cuidar la calidad de la que se usa.
El pH del agua determinará qué tan oscura puede o debe ser tu cerveza. Agua alcalina tendrá que ser balanceada con la acidez de los cereales tostados (ahora llegamos a los cereales), mientras que agua con mayor acidez debe usar maltas de tueste muy ligero.
Los minerales del agua como el calcio, sodio y los sulfatos ayudarán a resaltar algunos sabores de los cereales y el lúpulo, pero en cantidades muy altas resultarán desagradables.
Cereales malteados
Los cereales más comunes en una cerveza son cebada, trigo y centeno, aunque puede usarse cualquiera.
De ellos queremos extraer azúcares, pero para eso hay que maltearlos: someterlos a ciertas condiciones de humedad y calor para facilitar las reacciones bioquímicas que se necesitan para hacer tu cerveza.
La parte más divertida de este ingrediente es que el nivel de tostado de los cereales nos dará distintos colores (paja, amarillo, dorado, ambarino, caoba, café y negro) y una variedad de aromas (cereales, masa de pan, corteza de pan, galletas, nueces, chocolate, café, humo).
Nada tiene que ver el color de la cerveza con el porcentaje de alcohol o con el cuerpo de la misma.
Lúpulo
Es la flor de una enredadera de la familia del cannabis.
Brinda un balance amargo al sabor dulce que nos dan los cereales.
Existe una gran variedad de lúpulos con aromas herbales, florales, terrosos, cítricos y de frutas tropicales.
Sólo crecen en franjas cercanas a los polos y los más famosos son de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, República Checa, Nueva Zelanda y Australia. El resto de los países, para hacer su cerveza tienen que importarlos, incluido México.
Levadura
Entra en el juego del alcohol: es el microorganismo que transforma los azúcares fermentables en alcohol y CO2.
Existen dos familias principales: Lager y Ale. Las primeras producen cervezas de sabores más limpios (a esa sensación, en inglés le dicen ‘crisp’ y todavía no se ha encontrado la forma de traducirlo). Las ale tienen sabores más frutales y un poco más de cuerpo.
Hay una gran variedad de levaduras que brindan aromas y sabores distintos, principalmente especiados y frutales.
Depende de cada cervecero añadir otros ingredientescomo café, chocolate, frutas, hierbas o especias. Todo depende del resultado que quiera obtener, pero lo más común es encontrar los cuatro básicos a menos que la etiqueta señale lo contrario. Como solemos decir, la imaginación del cervecero es el límite de la cerveza.
Con estos cuatro ingredientes podemos encontrar más de 120 estilos de cerveza, algunas de sabores orientados hacia los cereales, otras más hacia el lúpulo o las levaduras.
Nada tiene que ver el tipo de fermentación (lager y ale) con el color o la intensidad de una cerveza, como nada tiene que ver el color con su contenido alcohólico. Es decir, podemos encontrar Lager de color paja con muy bajo alcohol, pero también muy oscuras con más de 10% de alcohol. Lo mismo puede pasar con una Ale: que sea amarilla muy refrescante o una muy cremosa y casi completamente negra.
Cada cerveza es un mundo, por eso vale la pena conocer de qué están hechas y después saltar hacia algunos de los estilos más comunes que existen, pero de eso hablaremos más adelante.