Un hombre de 56 años se presentó en mayo de 2014 en un hospital de Arkansas, Estados Unidos, con síntomas de fatiga, debilidad y dolores en todo el cuerpo.
Los médicos que le atendieron le diagnosticaron una insuficiencia renal y le dijeron que tenía que empezar diálisis cuanto antes para limpiar su sangre, que estaba llena de tóxicos.
Los especialistas, sin embargo, no lograban encontrar la causa de la enfermedad, hasta que el paciente confesó que bebía 16 vasos de té negro helado diarios.
El té negro contiene oxalato, un componente que puede causar problemas renales si se consume en cantidades excesivas.
El caso llamó tanto la atención de los médicos que escribieron una carta al New England Journal of Medicine, publicada el pasado 4 de abril.
La revista lo llamó “el caso de la nefropatía provocada por el té helado”.
El paciente no había tenido nunca piedras en el riñón ni había antecedentes en su familia de enfermedades renales.
Los médicos hicieron una biopsia y vieron que la causa de la dolencia era un exceso en el riñón de cristales de oxalato, un componente químico que también está presente en alimentos como el chocolate o las nueces.
Los riñones suelen ser capaces de eliminar el oxalato, pero si se consume en exceso, como en este caso, puede causar la formación de piedras en el riñón al combinarse con el calcio.
“Los cristales estaban dentro del riñón y esto genera una reacción inflamatoria”, le explicó la doctora Umbar Ghaffar, de la Universidad de Arkansas, a la agencia Reuters.
“Si esto no se resuelve, provoca pérdida del tejido renal. Es lo que, probablemente, le está pasando a este paciente”, afirmó la especialista.
El té negro, según los médicos, contiene entre 50 y 100 miligramos de oxalato por cada 100 mililitros, una cantidad similar o mayor que la de los alimentos considerados ricos en oxalato.
Y al beber 16 vasos al día, el paciente estaba consumiendo más de 1.500 miligramos de oxalato diarios.
“Si bebes té una o dos veces al día, probablemente no excederás la cantidad normal de oxalato. Pero este paciente estaba ingiriendo una cantidad diez veces mayor”, explicó Ghaffar.
De hecho, según Randy Luciano, un especialista renal de la escuela de medicina de la Universidad de Yale que trata a gente con fallos renales derivados del oxalato, el caso de este paciente es “poco frecuente”.
“No le diría a la gente que deje de beber té. Este hombre bebía mucho”, dijo Luciano.
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