Desde 2005 la prisión Due Palazzi de Padua tiene un exquisito olor a pan recién horneado, ya que desde ese año se abrió la ‘Pasticceria Giotto’, la única panadería en Italia que se encuentra dentro de una cárcel.
El característico manjar de esta panadería es el panettone, que se ha cocinado durante casi una década siguiendo la receta tradicional que mezcla de manera maravillosa harina, huevos, mantequilla y azúcar. Su elaboración puede demorar 72 horas, por lo que cada pan es colgado de cabeza para no perder su perfecta forma de cúpula.
En esta cárcel, alrededor 800 presos enfrentan cargos por delitos como asesinato o secuestro, sin embargo 150 han sido elegidos para trabajar en maravillosos proyectos como éste, en el que se producen cerca de 70 mil panettones al año, vendidos principalmente en Padua.
En la panadería se realizan recetas tradicionales de la más alta calidad, debido a esto ha recibido numerosos premios por su participación en ferias y festivales.
Hornear pan dulce ha logrado cambiar por completo la vida de estos presos, quienes se sienten útiles e importantes al desarrollar un trabajo remunerado, con el cual pueden apoyar a sus familias desde la cárcel.
Este proyecto ha logrado resultados muy positivos, ya que de acuerdo con la presidenta de la cooperativa, Nicola Boscoletto, por cada millón de euros invertidos en la rehabilitación efectiva de los prisioneros, se ahorran nueve millones.
Pasar parte del tiempo de condena dentro de la panadería beneficia a los presos de distintas maneras, por una parte gastan sus días en una actividad remunerada que los mantiene lejos de pensamientos negativos, se entretienen y liberan su creatividad, y por otra, adquieren una profesión que les sirve para integrarse a la sociedad luego de su rehabilitación.
Este programa ha logrado que la reincidencia oficial de 90% se reduzca alrededor de 1%, de modo que si esto se repitiera en todas las prisiones se ahorraría hasta 50 millones de euros al año.